Es, sin duda, el género más difícil. Los trabajos de comedia atraviesan el examen más duro de todas las aspirantes a ocupar un lugar destacado en el séptimo arte cuando se dan a conocer al gran público. Los 'thrillers', el terror, la acción o el suspense, aún con las dificultades y exigencias que entrañan en su proceso de confección, no tienen que pasar la mayor prueba de fuego: hacer reír a la gente.

El humor es un auténtico arma de doble filo. Considerado por muchos sectores de la sociedad como necesario para la vida y clave para contar con una vía de escape en los momentos difíciles, es muy bien valorado en los tiempos actuales, donde la corrección política y la búsqueda de intereses opuestos predominan a la hora de elaborar los diferentes proyectos. No obstante, el hecho de que los gags, chistes y bromas, tanto visuales como verbales, gusten, es algo muy personal y subjetivo de cada uno y depende, más que de elementos técnicos y de desarrollo argumental como ocurre con otros géneros, de aspectos intangibles como que esa visión humorística de la realidad que se está representando encaje en los marcos mentales del espectador y que coincida con que este se encuentre en un momento en el que tenga predisposición a llegar a la carcajada.

Es por todo ello que muchos largometrajes de este tipo han sufrido unos descalabros considerables a lo largo de la historia. Curiosamente, el cine cómico es el género más antiguo, pues el celuloide surgió a fines del siglo XIX en las barracas de feria y sus primeras intenciones fueron tratar de sorprender al público con ofertas jocosas, festivas y atrayentes. El modelo más conveniente para lograr ese fin era el teatro de variedades y, por ello, las primeras pantallas albergaron los mismos estereotipos que ya funcionaban sobre los escenarios. Y, a pesar de los tropiezos que se darían algunos, en las décadas posteriores surgieron otros proyectos que hicieron honor a los precursores del género y constituyen auténticas joyas del cine.

‘La vida de Brian’ (1979): el mejor trabajo de los Monty Python es también una auténtica obra de arte rompedora y surrealista que narra con maestría y elocuencia la historia de Brian, un hombre que nace en un pesebre de Belén el mismo día que Jesucristo y al que un cúmulo de desgraciados y tronchantes equívocos le harán llevar una vida paralela a la del verdadero mesías. ‘Tropic Thunder’ (2008): otra de las características de este género es la sátira y la crítica, que tratan de representarse de forma exquisita. Ben Stiller dirigió y protagonizó esta magnífica parodia sobre cómo funciona la maquinaria ‘hollywoodiense’, en la que unos actores famosos que están rodando una película sobre la Guerra de Vietnam son abandonados por el equipo de producción en medio de la selva con el fin de que la obra adquiera más realismo. Una original idea que se tuerce cuando estos se topan con una banda de traficantes de heroína y tratan de sobrevivir a la situación a base de sus dotes actorales. ‘El gran Lebowsky’ (1998): ‘su ilustrísima’ nota (Jeff Bridges) protagoniza este film considerado de culto y venerado por millones de fans en todo el mundo. Una estructura, unos personajes y un guión brillantes que dan lustre al original relato de un antihéroe que sufre unos variopintos avatares del destino, los cuales tiene que combatir dentro de sus limitaciones, causadas por unos rotundos fracasos propios que despiertan una desgarradora empatía con el espectador. 'Aterriza como puedas’ (1980): el cine de catástrofes en clave satírica ha sido considerado exagerado y hasta absurdo en algunas ocasiones, pero en sus inicios dejó algunos trabajos memorables. Leslie Nielsen y Lloyd Bridges desempeñan los papeles centrales en este hilarante proyecto, considerado como uno de los mejores de su año y que marcó un antes y un después en el devenir del género.- Si quieres conocer la cartelera de los cines de Aragón, consulta el portal Heraldo Ocio.