La reconquista de Barbastro: ¿un precedente de las Cruzadas cristianas?

El tema se aborda en el libro ‘1064, Barbastro. Guerra santa y yihad en España’, publicado en Francia por los historiadores Carlos Laliena, de la Universidad de Zaragoza, y Philippe Sénac, de la Sorbona de París.

El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza Carlos Laliena, ayer, en su despacho en la Almozara.
El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza Carlos Laliena, ayer, en su despacho en la Almozara.
Aranzazu Navarro

Existen batallas que imprimen con fuerza su huella en el devenir de la historia. Conflictos que, por su naturaleza o consecuencias, cambian el curso de una época. La conquista de Barbastro a los musulmanes por parte de miles de guerreros cristianos procedentes de toda Europa, que llegaron alentados por las arengas del Papa Alejandro II en el siglo XI, es una de ellas. La ciudad no tuvo ninguna posibilidad ante un ejército de unas dimensiones extraordinarias que disputó una contienda entendida por varios expertos en historiografía medieval como un precedente de lo que fueron las Cruzadas. Este es el epicentro de ‘1064, Barbastro. Guerre sainte et djihad en Espagne’ (‘1064, Barbastro. Guerra santa y yihad en España’), un ensayo elaborado por los historiadores Carlos Laliena, de la Universidad de Zaragoza, y Philippe Sénac, de la Sorbona de París, para la editorial francesa Gallimard.

La batalla ha sido abordada siempre desde la perspectiva de los escritos papales o de los textos de cronistas, que solían redactar con un estilo narrativo, no siempre fiel a la realidad. Nunca se había analizado desde el punto de vista local, con documentación de la zona, lo cual Laliena considera "una aportación significativa. Hemos consultado archivos de la Seo de Urgel o de Ager, así como de otros monasterios".

"Recompensas espirituales"

El libro sostiene que la batalla de Barbastro en 1064 fue un precedente de la Guerra santa, que comenzó a desarrollarse en 1096, año en el que el Papa Urbano II predica la primera Cruzada. Y es precisamente el componente ideológico, el hecho de que los cristianos peleasen incentivados por las "recompensas espirituales" que ofreció el Papa Alejandro II, lo que conduce a los autores a su tesis. Las motivaciones de estos guerreros "se alejan del botín material. Ellos aspiran a la obtención de una bula papal, que concede beneficios como el perdón de los pecados", añade.

Otra de las cuestiones que llamó su atención es que es "la primera vez que huestes procedentes de distintos lugares de Europa intervienen en la conquista de una ciudad de la frontera superior de Al Andalus". Fueron combatientes del norte de Francia, de la región de la Champaña, pero también normandos que habían creado condados en el sur de Italia, mercenarios. Estos se reagruparon a su paso por los condados catalanes, que decidieron adherirse a la expedición alentados por la buena relación que mantenían con el Papa Alejandro II.

"Tampoco hacía falta mucho para convencer a un noble de pelear. La aristocracia de la época era agresiva, le encantaban las batallas", insiste Laliena. En total, según fuentes musulmanas, combatieron unos diez mil guerreros cristianos. "Y, en el ‘bando islámico’, por denominarlo de alguna manera, fueron apenas unos pocos miles de habitantes, que se defiendieron como pudieron".

La ciudad de Barbastro tenía dos cuestiones estratégicas fundamentales: estaba situada entre dos taifas enfrentadas entre sí, las de Zaragoza y Lérida -a ninguna le interesaba tanto como para defenderla-; y, además, se encontraba "justo en la zona donde se habían desarrollado avances feudales a cargo de condes catalanes, por las comarcas entre los ríos Isábena y Cinca". Todo ello la convirtió en un blanco fácil.

Se convoca la yihad

Pero la ocupación no duró ni un año. Nueve meses después de su derrota, el príncipe musulmán de la taifa de Zaragoza convoca "explícitamente" una yihad. Y reúne a sus guerreros para reconquistar la ciudad. Lo consigue en una recuperación que tuvo una "repercusión importante, puesto que paralizó el avance cristiano durante un cuarto de siglo".

Esta idea es suscrita por los cronistas musulmanes, que abundan en sus escritos en la dureza del gobierno cristiano. "Hablan de 5.000 mujeres vendidas como esclavas, pero son cifras retóricas. En cualquier caso, no se andaban con remilgos, era su forma de actuar. Muchas de esas familias nobles participarán luego en la conquista del Valle del Ebro con Alfonso el Batallador o en la de Inglaterra. Es lo que hacen".

Pese a que era un momento de radicalización religiosa, el profesor sostiene que las raíces de las tensiones de musulmanes con cristianos no nacieron en esa batalla. "Se pueden remontar hasta el siglo IX, a la época de Carlomagno. Y, en el conjunto de los reinos peninsulares, es también anterior, hacia 1040, cuando los principados cristianos del norte ven que pueden exigir tributos a los musulmanes e instauran una política agresiva que se traducirá en la conquista territorial".

El libro no deja constancia de que los soberanos aragoneses participasen en esta expedición. "Nuestra impresión es que la derrota de 1063, en la que pereció Ramiro I al tratar de conquistar la taifa de Zaragoza, había dejado tan débil al ejército que no estaba en condiciones de embarcarse en una nueva campaña. Entendemos la batalla de Barbastro como una represalia impulsada por el papa Alejandro II para castigar a los musulmanes de la región".

Laliena vaticina que ‘1064, Barbastro. Guerre sainte et djihad en Espagne’ se acabará publicando en España "a medio plazo". Y adelanta que la editorial de la Universidad de Granada podría interesarse en su traducción.

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