Se han cumplido 10 años del estreno del ‘Cabaré de caricia y puntapié’, el sobresaliente espectáculo sobre canciones de Boris Vian que protagonizaron Jorge Usón y Carmen Barrantes y que les valió un premio Max. Los dos actores aragoneses (por cierto, ahora matrimonio en ‘Amar es para siempre’, de Antena 3) han llevado desde entonces una carrera ascendente en teatro, cine y televisión, instalados en Madrid. Vuelven a encontrarse compartiendo tablas, acompañados por un pianista, en ‘Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’, otra obra musical, creada desde cero, que está llamada a ser una de las sensaciones de la escena nacional. El estreno será en casa, en Zaragoza, en el Principal, durante los días grandes de esta ciudad: las próximas fiestas del Pilar. Más adelante lo representarán en la capital, en el Teatro Español.

Usón y Barrantes se pusieron el pasado otoño a trabajar en su preparación, con ensayos, ya desde que comenzó este año, en el Español, los cuales ahora, por obras en verano en este histórico coliseo, deberán trasladar a otra sala madrileña. Además de ser los protagonistas, arriesgan con la producción del montaje. La música la está preparando Mariano Marín, compositor que ha trabajado con Carlos Pérez de la Fuente, Natalia Menéndez o Andrés Lima, en teatro, y Amenábar, Colomo o Balagueró, en cine. De la dirección se ocupa el joven pero muy experimentado José Troncoso.

Humor y complicidad

Hablan con entusiasmo de un proyecto que nació a propuesta del Patronato Municipal de las Artes Escénicas zaragozano. «Será nuestra vida durante dos años mínimo -dice ella-. Estamos contentísimos con los ensayos. Teníamos claro que queríamos cantar, hacer otro musical, aunque estábamos abiertos a ver qué salía. Y ya tenemos preparado el andamio. El humor y la complicidad nos salen solos». Usón explicita que las risas y las canciones sustentarán ‘Con lo bien que estábamos’, pero no será un cabaré: «Si hay que clasificarlo, sería un ‘trhriller’ cómico’ ambientado en un mundo inventado. El acento está en lo creativo, generando el espectáculo que siempre quisimos hacer, a nuestra medida».

Entre las inspiraciones que citan aparecen de Kurt Weill a Toña la Negra o Rufus Wainwright, y de Pasolini o Fellini a Buñuel. Recalcan que habrá referencias a su tierra y destacan también la notable presencia de profesionales aragoneses en el montaje: Javier Macipe en lo audiovisual, el cartel de Iñaki Villuendas, la producción de Amelia Hernández, Ana Bruned en maquillaje y caracterización… «Siempre que hemos ido a Aragón hemos tenido una respuesta fantástica, llenando los teatros. Estaremos diez días en el Pilar, que son muchas butacas, y tenemos unas ganas tremendas».

Atentos a la escena local

Usón y Barrantes son de esos actores que se fueron de Aragón, pero que no terminan de irse nunca. Se han abierto nuevas oportunidades en Madrid sin perder los lazos personales con la tierra de origen, y también siguen siendo agentes activos en su escena, atentos a lo que en ella sucede. «Se está haciendo el festival Zaragoza Escena, la programación es potente, hay compañías aragonesas trabajando aquí en Madrid, no es esa barrera que había de estar en un sitio o en otro. Nosotros vamos muchísimo allí y nuestros compañeros de allí vienen muchísimo. Estamos a una hora y veinte de AVE», valora ella. «Me gustaría decir -habla Jorge- que apreciamos el esfuerzo del Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón. Nos están escuchando, nos contestan, están informados. Nunca antes se había abierto el Principal a nosotros o a otras compañías independientes. Lo dije una vez y lo repito: no hace falta ir a Madrid para ver lo mejor que se está haciendo en España; está yendo al Principal».

El ‘pero’, coinciden ambos, está en la triste situación de las redes que comparten las producciones escénicas entre distintas poblaciones aragonesas. Él: «Están desarboladas. Los programadores están deprimidos. Hay mucho que hacer. Es más fácil trabajar en otras comunidades autónomas». Ella: «Hay algo que con la crisis se desbarató: se quedaron fuera las medianas compañías, mientras se fortalecían las grandes, con nombres más mediáticos e historia empresarial. Y el circuito que aquellas conformaban se despachurró. Cuando se destruyen estas cosas, aunque ahora parece que hay un repunte, cuesta mucho reconstruirlas».