Antonio Fernández y Sara Subías, premios Santa Isabel de Portugal de arte

Natalia Escudero obtuvo el premio Joaquina Zamora con ‘Variaciones de ‘blanco’ sobre el armario’, que se expone en el Palacio de Sástago

La obra de Natalia Escudero que ganó el premio Joaquina Zamora.
La obra de Natalia Escudero que ganó el premio Joaquina Zamora.
Íñigo Aristu/DPZ.

La obra ‘Elementos para un discurso’, de Antonio Fernández Alvira, se alzó con el gran premio Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal 2018, que convoca la Diputación de Zaragoza y que está dotado con 9.000 euros. El accésit ha sido para la obra ‘Strawberry Fields’, de Sara Subías Salvador (alias Sara Biassu), que cuenta en este caso con un premio en metálico de 5.000 euros.

El jurado destacó la obra del ganador, entre las 35 presentadas, “por ser una obra conceptualmente bien elaborada y rotunda, con dominio del juego espacial, técnicamente bien resuelta y llena de elegancia y solidez”. Junto a estas cualidades, se ha valorado su punto historicista a la par que su carácter moderno y vanguardista.

En definitiva, una obra con calidad técnica y un discurso relevante. Antonio Fernández ha señalado que ideó esta obra como un ‘fake’, porque aunque parece una construcción, en realidad está hecha imitando una cornisa vertical con escayola. “Cuando cambiamos factores como el material, la orientación y la disposición puede cambiar por completo la estética y el espectador contempla imágenes y discursos que no solo reales”, dijo.

En cuanto al accésit, el jurado consideró que se tata de “una obra sugerente y transgresora, con dominio técnico y un mensaje irónico”. Además, se valoró la técnica mixta, compuesta por una base fotográfica con trazos pictóricos que hacen que sea una obra collage provocativa. El audio y el simbolismo de esta obra, junto a la silueta en sombra y los platillos, permiten crear un proceso dialógico con la obra llena de juegos freudianos y de transgresión social. Sara Subías, por su parte, ha señalado que en su caso la obra partió de una fotografía antigua que ha tratado desde un punto pictórico, añadiendo elementos y sonidos para llenarlo de simbología.

La diputada de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Cristina Palacín, subrayó la cuantía y el prestigio de este premio, lo que lo convierten en uno de los más importantes no sólo de Aragón sino también de España. “Desde la institución vimos la necesidad de recuperar estos galardones hace tres años para apostar por los artistas y de otorgarles al mismo tiempo una plataforma de difusión de su obra”, señaló. De hecho, además de las dos obras finalistas, se han expuesto en el palacio de Sástago un total de 28 obras seleccionadas por el jurado, en una muestra que estará abierta hasta el 2 de septiembre.

Esta edición, la número XXIX, es la tercera que se celebra consecutivamente tras cuatro años de ausencia de la convocatoria del premio y vuelve a tener como señas de identidad principales unas bases que dan cabida a todas las especialidades técnicas de la creación artística, una alta dotación económica de los premios que se otorgan, y sobre todo una alta participación que atestigua la excelente salud del concurso y su plena vigencia como escaparate y trampolín de los creadores locales.

Los artistas siguen decantándose por la pintura, que es la técnica mejor representada, aunque también tienen cabida otras disciplinas, como la fotografía digital, la videocreación o las instalaciones, que nos abren a nuevas realidades y sensibilidades artísticas.

IV PREMIO JOAQUINA ZAMORA

La Diputación de Zaragoza también otorgó el Premio de arte Joaquina Zamora 2018, destinado a artistas menores de 30 años, a Natalia Escudero López por su obra ‘Variaciones de blanco sobre el armario’, de la que el jurado valoró especialmente “su poética y cierto misterio, su apelación a los recuerdos y emociones, así como, el juego que consigue con las llaves y las puertas”. En este caso el premio está dotado con 3.000 euros, al que han concurrido cuatro obras que forman parte asimismo de la exposición.

“Este proyecto comenzó hace cuatro años en torno a la casa de mi abuelo, donde encontré numerosos tesoros que he representado en mi obra”, dijo la artista. En un armario encontró una caja con unas 300 llaves que ha representado sobre una mesa transformando así la “presencia” de las llaves en “ausencia” con el objeto de ensamblar estos elementos tridimensionales de una forma bidimensional.

Estas piezas, y otras seleccionadas, conforman la tradicional exposición de los premios Santa Isabel de Portugal en el palacio de Sástago.

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