El Museo de Origami renueva sus contenidos y presenta la obra de Frederic Sabate

El artista francés ha traído a Zaragoza 48 obras realizadas con la técnica tradicional del recortado, el kirigami.

Frederic Sabate, en una de las salas de su exposición
Frederic Sabate, en una de las salas de su exposición
José Miguel Marco

Si el origami es el arte de plegar papel para componer con él distintas figuras, el kirigami es el arte del papel recortado. El creador que practica este arte milenario, dibuja, o pinta, cortando papel, eliminándolo trocitos de la hoja y jugando con el efecto de la ausencial. Todos los niños hacen recortables de pequeños, pero los kirigamistas han elevado esta práctica a un nivel magistral.

Hay un kirigami geométrico, otro arquitectónico (muy vistoso y espectacular) y ambos conviven con voces personales que han buscado lenguajes propios. Una de esas voces es la de Frederic Sabate, artista francés que ha inaugurado este viernes una muestra de su obra en la Escuela Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ). La muestra está integrada por 48 obras realizadas en los últimos tres años y puede visitarse en el Centro de Historias, donde tiene su sede el EMOZ, hasta el 2 de septiembre.

"Mi trabajo consiste en plegar, como el de todos los origamistas, pero sobre todo 'corto' papel -aseguraba este viernes Frederic Sabate. Son dos artes que provienen de Asia y son como primas hermanas. De hecho, yo llegué al kirigami hace cinco años, a través del origami".

Es la 19º exposición temporal del EMOZ y con ella, según ha asegurado el presidente de la entidad, Luis Fernando Gómez, se ha querido "dar un paso más en la difusión de este arte. Los artistas que se dedican al kirigami trabajan solo con un par de colores, con lo que destaca más el juego que hacen en sus piezas entre la luz y la oscuridad". La diferencia entre el kirigami oriental y el occidental radica, básicamente, en que el primero está muy afianzado aún a sus orígenes teatrales, mientras que el segundo no ha tenido problema en incorporar otros lenguajes e incluso en tener planteamientos totalmente contemporáneos.

"No tengo temas favoritos -señalaba este viernes Sabate-. Cualquier cosa, incluso algo que me sorprenda mientras camino por la calle, puede interesarme. La imagen que capta mi atención la trato con el ordenador hasta que tiene solo dos tonos, y a partir de ahí decido qué es lo que corto y lo que no".

El artista trabaja con papel de seda metalizado, que tiene una resistencia idónea para ser cercenado. Y con bisturí y paciencia acaba saliendo a relucir la obra. "Puede parecer un poco pretencioso o raro, pero es el propio papel quien me comunica cuándo hay que cambiar la cuchilla del bisturí", señala. Y es que es la experiencia y el 'ojo clínico' son quienes dictan buena parte de su trabajo. Sus obras requieren entre 10 y 80 horas de trabajo, y en estas últimas suele necesitar unas 10 cuchillas.

"Sé que el método de trabajo que he elegido es largo y a muchos les puede parecer tedioso. Pero yo no lo encuentro así. En un proceso largo y de tantas horas, la mente, a veces, se escapa".

En las dos salas del museo que ocupa la exposición Sabate ha colgado obras creadas a lo largo de los últimos cuatro años. Hay 'pinturas' y también 'esculturas', modelos de origami en los que el artista francés ha intervenido. Uno de los 'cuadros' tiene especial significación para Aragón porque en él aparece la fachada del Pilar. Esa obra se quedará para siempre en Zaragoza, ya que la ha donado al EMOZ y pasará a formar parte de sus fondos.

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