"La figura del crítico es más necesaria que nunca"

Contar, analizar y criticar la cultura sigue siendo una tarea pendiente. Al menos algo así piensa Ignacio Escuín Borao, director general de Cultura y Patrimonio, que expresó su decepción y su perplejidad ante un hecho: lo mucho que cuesta que una noticia cultural vaya en portada, “salvo que sea el conflicto de los bienes de Sijena”, lo mucho que le cuesta a su gabinete transmitir sus proyectos a través de la prensa.

Eduardo Rodríguez Osés, su homónimo de Cultura y Turismo de La Rioja, recordó que en la comunidad vecina pugnan por dar visibilidad a lo que hacen, en calidad y cantidad, que crean conexiones con la iniciativa privada y que se alejan del aburrimiento de mostrar siempre las mismas caras. “La cultura tiene mucho de postureo, de sociabilidad, de diversidad, y todo eso está bien mezclarlo con un vino”, dijo.

El poeta y traductor Martín López Vega recordó que el Instituto Cervantes, del que es director de cultura, está en 60 ciudades de más de 40 países del mundo, que gestiona un sinfín de proyectos y que siempre quiere unir a los españoles con los creadores y actores locales. Apreció: “Para nosotros el éxito solo es morir de éxito. Y eso significa que en la próxima ocasión el cantante, el actor o el escritor ya no nos necesitará, y lo llamarán directamente”. Como los tres inauguraban el Seminario de Crítica y Contracrítica. Comunicación Cultural en España, se reflexionó sobre los suplementos culturales, y López Vega dijo que hacía mucho tiempo que no le descubrían nada realmente novedoso o sorprendente a alguien que visita una vez al menos, por semana, las librerías. La perplejidad se extendió a otra consideración: el público es soberano, tiene su propio criterio y elige. A veces, a una propuesta pública muy pensada, van 80, 90 o 100 personas, y a una privada, de inferior nivel, acuden a tres o cuatro sesiones hasta 1.400 espectadores. ¿Por qué? Se recordó también que la figura del antiguo prescriptor está en decadencia y que se ha producido un cambio.

Esa primer intervención dejó el ánimo un tanto frío. Como si reinase una forma de pesimismo. O llamó al debate desde el segundo cero. En la primera mesa, sobre Crítica y Comunicación Cultural, se insistieron en algunos extremos: vivimos en una sociedad en crisis y el periodismo cultural y el periodismo en general también están en la encrucijada. Intervenían Óscar López y Desirée de Fez de ‘Página 2’ de TVE, Javier Lostalé, poeta y periodista cultural en ‘La estación azul’ y ‘El ojo crítico’ de RNE, y el periodista aragonés Javier Losilla, de ‘El periódico de Aragón’, ‘El País’ y ‘TVE-Aragón’. Lostalé hizo un elogio de la poesía verdadera y de las posibilidades de la comunicación en la radio, y recordó que “escritura y lectura habían estado muy entrañadas” en su vida y en su trabajo. Recordó que su medio, entre otras virtudes, era ideal para “encender la imaginación” y para “la difusión de las humanidades”. Añadió que no creía que existiese cultura popular, ensalzó las posibilidades del lenguaje y recordó que “los medios digitales están manipulando el mundo”. Con todo, insistió en que la radio exige un buen guión, crea atmósfera y aspira “a la brújula de la universalidad, la protección de la diferencia” y recordó que también pueda ayudar “a la construcción del ser”. En su repaso por las teorías estéticas, Lostalé citó a Edmund Wilson, Georges Steiner o Basilio Baltasar entre otros, y recordó que este dice que los tres enemigos de la crítica son “la indulgencia, la amistad y la subordinación a la publicidad”.

Internet y la figura del crítico

Óscar López, de ‘Página 2’, insistió en el período crítico y dijo que “la transición del mundo analógico al digital nos ha pillado en tierra de nadie”, y subrayó que la crítica se parece mucho a “abrir una ventana”, elogió el conocimiento, la formación y la transversalidad, distinguió entre crítica y reseña, y se mostró contrario a regalar contenidos gratuitos en Internet. Subrayo que “Internet es una gran herramienta”. Desirée de Fez, especializada en cine, dijo que es necesario pararse y pensar, hacer autocrítica. Ella cambió de método, vio que su trabajo tradicional parecía no llegar el lector y urdió nuevas estrategias de seducción. Resumió: “Ahora cuando resulta tan difícil llegar a fin de mes y todo están tan mal pagado, la figura del crítico es más necesaria que nunca”. El buen crítico, como diría poco después Remedios Zafra en la segunda mesa, también es un crítico de su sociedad.

Javier Losilla hizo un recorrido por la historia de la crítica -citó a Paul Valèry, Omar Calabrese y Óscar Wilde, entre otros, que decía que no se puede ser imparcial pero sí honesto-, anotó que el sabio Salomón ya ha desaparecido, se explayó en algunas aportaciones de las vanguardias y recordó la presencia del hípertexto y lo importante que era que la crítica incorporase nuevos elementos, como la ciencia, pero también el arte contemporáneo. Resaltó la necesidad de distancia con lo criticado, dijo que era preciso huir del elitismo y dejó una frase feliz, al arrimo de W. H. Auden: “La misión de la crítica es arrojar luz sobre el arte y la vida”. Esta mesa la moderó Ana Segura, locutora y directora de ‘La Torre de Babel’ en Aragón Radio.

Maica Rivera moderó a Remedios Zafra, escritora, ensayista y profesora universitaria, a Fran G. Matute, profesor, gestor cultural y literario, y Antón Castro, periodista de HERALDO. Zafra, entre otras cosas, advirtió contra el entusiasmo que defendieron Lostalé, Matute y Castro, y dijo que Internet tenía partes positivas pero también muchas negativas, y que era momento de exigir más tiempo para reflexionar y para combatir la precariedad laboral. Matute arrancó con su historia personal: explicó que había pasado de Internet al papel y que para él ya no existían prescriptores y que se había mitigado el impacto del crítico de antaño.

José Ángel ‘Túa’ Blesa, catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Zaragoza, moderó a José García Rodríguez, profesor, escritor y gestor cultural, y ciudadano marcado por la existencia de varios yoes, que, tal vez, puedan pensar de forma diferente; al editor y crítico Constantino Bértolo, que trabajó en Debate y fundó Caballo de Troya, y al poeta y profesor Antonio Méndez Rubio. Los cuatro, con el faro de Jean-Paul Sartre en lontananza, abordaron la poética del compromiso, con humor y un punto de ingeniosa teatralidad. Bértolo dijo que vivimos en “la época del sálvese quien pueda y en un tiempo así no existe compromiso posible”.

El seminario continuaba el jueves por la tarde con una conferencia de Manuel Ortuño, editor y director de la Asociación de Revistas Culturas de España; con la mesa redonda ‘El caso de las lenguas de Aragón’, con Héctor Moret, Antonio Pérez Lasheras y José Ángel Sánchez, y Pepe Verón, como moderador. Luego, actuación musical de Pedro Rojas.

La crónica, los youtubers, el cine

El viernes 4 de mayo, la sesiones empiezan a las 9.30 con ‘Sobre la verdad y la ficción’: la profesora María Angulo modera a los escritores Vicente Luis Mora, ganador del Premio Torrente Ballester en 2017, Sara Mesa y Jerónimo Talens. A las 10. 30, en ‘Un nuevo público para una nueva crítica: youtubers, bloggers e influencers’, Daniel Montserrat coordinará a Isa Calderón, Laura Mas Jiménez y Andrea Izquierdo. A las 12.00, en ‘Humillados y ofendidos’, Yolanda Ortiz dialogará con Jesús Marchamalo, Miguel Mena, Gabriel Sopeña y Enrique Villagrasa. Y se cerrará el Seminario, a las 13.00, con una conversación de Javier Ocaña, crítico de cine de ‘El País’, con la realizadora Paula Ortiz, que trabaja en el guión de ‘Barbazul’, que rodará a partir de septiembre para una productora internacional.