Cristina Grande escribe, columna a columna, la novela de la vida

La escritora recoge sus textos de prensa que publica los martes en HERALDO en ‘Nieblas altas’ (Olifante)

La escritora Cristina Grande, en una imagen de archivo, en HERALDO.
La escritora Cristina Grande, en una imagen de archivo, en HERALDO.
Guillermo Mestre

Cristina Grande Marcellán firma todos los martes en HERALDO una columna de culto. Esta mujer, que querría ser de mayor como la cineasta Jane Campion, “con su melena blanca recogida en una coleta ladeada”, escribe de las pequeñas cosas, de lo invisible, que lo que por pura obviedad da la impresión de que ni esté. Dice en la primera frase de su nuevo libro ‘Nieblas altas’ (Olifante. La Casa del Poeta): “Lo bueno de tener un pasado es que puedes olvidarlo casi a voluntad, por trozos”.

Ella, en realidad, olvida pocas cosas. Esta cronista del presente asume muy bien una frase de la escritora Nélida Piñón: “Lo que da trascendencia al arte es la maravillosa banalidad de lo cotidiano”. Lo cotidiano de hoy, de anteayer, de ayer o de hace años. Cristina tiene un especial radar de percepción, y en ese don para captar sutilezas, hechos inaprensibles, emociones sigilosas o los pequeños detalles que agigantan el arte de vivir, se parece a Alice Munro, Mercè Rodoreda, Natalia Ginzburg y Soledad Puértolas. Pertenece a ese estirpe innominada y emparentada por enigmáticos vínculos y una prosa limpia y luminosa, suave y sin gritos.

¿Qué es ‘Nieblas altas’ y que hace ese libro en una colección de poesía, más bien? Son 49 de sus columnas de los últimos años, que complementan las que ya había publicado en ‘Flores de calabaza’ (Anorak). Y aquí, también aquí, está esta escritora extraña, inquietante y familiar con sus temas. Y con esas frases que te dejan temblando o escribiendo mentalmente una novela: “Mi hermana soñaba con una piscina de mercurio”. También a ella le encantan las piscinas.

Cristina Grande es autora de libros de cuentos como ‘La novia parapente’, ‘Dirección noche’ y ‘Tejidos y novedades’ y de una novela, ‘Naturaleza infiel’, que dio mucho que hablar. Son bastantes los lectores que esperan, desde hace años, su segunda novela. Cristina la escribe sin escribirla: con sus columnas, martes tras martes, enhebra una narración frondosa, veteada de afluentes y personalísima, donde la protagonista es ella, ella y su mirada y su sensibilidad, y ese modo magistral de no darse ninguna importancia. Escribe como camina, escribe como sueña, escribe como bebe un vino o como pasea en moto, abrazada a su amor Antoine y desafiando el cierzo en Lanaja, en Calatayud, en Paracuellos de la Ribera o si hiciera falta en el Himalaya, ante sus fantásticos cedros.

Cristina escribe de sí misma y escribe de todo: de Sol Acín y de sus versos, le conmueve ese que dice: “Miedo me da la estría del aire que adivino en su infinito”. Escribe del lenguaje y visita el ‘Tesoro de la lengua castellana’ de Covarrubias para saber que significa exactamente el vocablo ‘musarañas’, que le responde: “Vulgarmente solemos llamar musarañas a unas nubecillas que imaginamos en el aire”. Puede explicar la atmósfera de una chopera en Aranda de Moncayo o recordar la película de ‘Rocky II’, contempla el descenso del Ebro, glosa un paseo en el autobús 39 y rinde homenaje a la gente que le ayuda a sobrevivir y la empuja a ser más feliz: Luis Alegre, Pepe Melero, Fernando Sanmartín, José María ‘Cuchi’ Gómez, su primo Alfredo, que la lleva en coche a un funeral, etc., y su propia madre, claro, que ella ha convertido en una misteriosa e inagotable criatura de novela.

Cristina escribe de aromas, de blusas (en concreto de la blusa roja de la actriz Luisa Gavasa), de las estrellas o de la última nieve que queda en el Moncayo. En el texto que da título al conjunto, escribe Cristina Grande Marcellán (Lanaja, 1962): “Mi madrina no quiere ver que las cosas son más complicadas. También ella, como mi madre, ve nieblas altas aun cuando se esté generando una gran tormenta”.

Esa madre, por cierto, es la misma que se pregunta o que comenta: “¿Cuándo pasarán las perdices?”. Cristina, que tiene los cinco sentidos en alerta, parece saberlo.

LA FICHA

‘Nieblas altas’. Cristina Grande Marcellán. Olifante: Papeles de Trasmoz. Zaragoza, 2018. 109 páginas.

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