El mundo de la danza aragonesa celebra su día reivindicándose en espacios singulares

Rincones del Principal, el museo Pablo Serrano o la calle fueron escenarios. Lucía Lacarra, que sustituirá a Víctor Ullate al frente de su ballet, leyó el manifiesto a nivel nacional.

Bailarines de La Mov, este domingo, en el museo Pablo Serrano, con la obra de Natalio Bayo de fondo. raquel labodía
Bailarines de La Mov, este domingo, en el museo Pablo Serrano, con la obra de Natalio Bayo de fondo. raquel labodía
Raquel Labodía

La delicada esencia de la danza en sus formatos más íntimos sirvió este domingo en Zaragoza para reivindicar su necesario papel en la sociedad. Los cuadros de Natalio Bayo en el museo Pablo Serrano o algunos rincones especiales o habitualmente vedados al público del Teatro Principal sirvieron este domingo de escenario para los bailarines en el Día de la Danza, que se celebra a nivel mundial.

Por la mañana, fue La Mov, como parte de la Compañía Aragonesa de Danza, quien ofreció a un grupo de 200 espectadores (que habían previamente agotado las invitaciones) una actuación en la que, como explicó el director del conjunto, Víctor Jiménez, se quiso homenajear al Barroco, "una época –según el coreógrafo– en la que la sociedad estaba pendiente del arte, había gusto por él, al contrario de lo que sucede, en general, en la actualidad".

Ambiente de recogimiento

Las piezas consistieron en sucesivos pasos a dos, en un ambiente de recogimiento subrayado por la hondura de la música y las vestimentas negras y sobrias de los bailarines.

Tras la actuación, la terraza del edificio del paseo de María Agustín –donde inicialmente se iba a realizar la actuación, pero el viento lo desaconsejó– esperaba a los asistentes para tomar el vermú.

También organizado por el Gobierno de Aragón, el pasado viernes, Miguel Ángel Berna, la otra mitad de la Compañía Aragonesa de Danza, impartió un taller con los niños del Centro de Tiempo Libre Aspanoa. Tuvo lugar en la sala acristalada del museo, donde habitualmente ensayan los bailarines.

Ya en la tarde de este domingo, en dos sesiones, fue el Teatro Principal el que, de nuevo, abrió sus puertas a la danza tras el éxito del sábado de la Dresden Frankfurt Dance Company. Muy diferente fue la propuesta de este domingo. Para empezar, por su carácter itinerante. Es lo que propone el Festival Danza Mínima que, en su segundo edición, tras la experiencia del pasado año en el Centro Musical de las Armas, se trasladó al teatro zaragozano para, como explicó el presentador, "notarlo". Así, el público, dividido en pequeños grupos con varios acomodadores como guía, fue disfrutando de sucesivos espectáculos de danza a la vez que descubría rincones normalmente fuera del alcance de los espectadores. La ruta comenzó en el ‘hall’, para pasar por los pasillos de los palcos, despachos privados, balcones semisecretos, el archivo o los camerinos, hasta desembocar en el escenario desde el que, tras elevarse el telón, se accedía al patio de butacas. En cada una de las paradas, hasta cinco, los espectadores, también en danza, pudieron disfrutar de las propuestas intimistas de Victoria Valdearcos, del trío formado por Maximiliano Sandford, Carlos Beluga y Clara Ferrao, del dúo de Silvia Auré y Kenyi Matsuyama, de Chey Jurado y de Circle of Trust. La guinda musical fue de nuevo en el vestíbulo, de la mano de la banda León Benavente.

Escuelas en la calle

El Ayuntamiento de Zaragoza también programó las actuaciones en la calle de academias de danza:la Escuela de Mamá, por la mañana, en la Gran Vía, y de Estudio 12 y Foss, por la tarde, en la plaza de San Francisco.

A nivel nacional, el Día de la Danza tuvo como protagonista a la bailarina y coreógrafa Lucía Lacarra, quien reivindicó "nuevas ideas" para la danza durante la lectura este domingo del manifiesto, en un acto celebrado en los Teatros del Canal de Madrid.

"Necesitamos resistirnos al pensamiento conservador y convencional que tiene raíces en muchos sistemas educativos y formativos de la danza y sustituir las viejas ideas por otras nuevas y mejores", señaló Lacarra, que en septiembre asumirá la dirección artística del ballet del aragonés Víctor Ullate. Lacarra consideró que la situación de la danza en España es de lucha constante. "No hay que quedarse en la queja, que no es productiva, siempre hay posibilidad de mejorar y progresar", opinó. Al mismo tiempo, apeló a "unir fuerzas" y a "huir de las limitaciones, físicas y mentales", una actitud que, según dijo, impregnará el Víctor Ullate Ballet.

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