Pólvora y disparos para recordar la Zaragoza de 1808

El tiempo respetó los actos organizados por los Voluntarios de Aragón, que reunieron mucho público. Este domingo se escenifica una nueva batalla, a las 12.00, en los fosos de la Aljafería.

Los paraguas fueron los primeros en ‘dispararse’ en la batalla librada ayer en el Coso, dentro de la Recreacion Histórica de los Sitios de Zaragoza, que hasta este domingo celebra su cuarta edición en la capital aragonesa, organizada por los Voluntarios de Aragón.

Si los zaragozanos de 1808 no dieron un paso atrás frente al francés invasor, los de 2018, salvando las distancias, tampoco se arredraron ante la corta pero molesta lluvia que comenzó a caer justo en el momento en que el que el voluntario encargado de interpretar al padre Boggiero lanzó su último "¡viva!" en la arenga que iniciaba la contienda. Prácticamente ninguna de las cientos de personas apostadas a lo largo del perímetro de la batalla (el tramo del Coso entre San Vicente de Paúl y la plaza de España) abandonó sus posiciones. Y no salieron decepcionadas.

Los cabezudos llegan al Mercado Napoleónico de Zaragoza

El enfrentamiento de este sábado recreaba, en el lugar exacto, el que comenzó el 4 de agosto de 1808 y que mantuvo durante 14 días a los franceses a raya, sin poder cruzar esta vía. Las tropas españolas entraron en el campo de batalla por la plaza de España. Los francesas, desde la de San Miguel. Fue en ese lado de la calle donde todo comenzó. Con espeso humo de pólvora y disparos atronadores que, según informaron los bomberos, llegaron a romper algún cristal por el ruido.

El nutrido y variado público (niños, mayores y mucho turista –anonadado– llegado por el puente de mayo) se puso enseguida en situación en torno a lo que pudo vivirse aquellos días de sangre y fuego, en los que los ciudadanos de Zaragoza resistieron a las poderosas tropas francesas, sirviendo, de paso, de ejemplo a otras ciudades como Lérida, Tarragona o Ciudad Rodrigo.

Coreografía ‘in crescendo’

La recreación de este sábado tuvo momentos espectaculares, en una suerte de serpenteante coreografía ‘in crescendo’ en la que los participantes –más de 400 pertenecientes a una veintena de grupos de seis países (España, Portugal, Francia, Italia, Rusia, Reino Unido y Alemania)– se batieron entre barricadas con la ayuda de las cantineras y la atención de los médicos. Hubo caballos, carros, bayonetas, lanzamiento de fardos de paja, enfrentamientos cuerpo a cuerpo, bajas y heridos, entre ellos, el pobre padre Boggiero, que acabó sangrando por la frente. Tan realistamente, que hubo quien se preocupó. "¡A por ellos!", "¡Viva Zaragoza!", "¡Fuera gabachos!", gritaba el bando español, mientras los franceses avanzaban con determinación.

Entre los recreadores, este año, unos muy especiales, los portugueses, que por primera vez se unían a la cita junto al Ebro. Su presencia, según explicó el presidente de los Voluntarios Aragoneses, Luis Sorando, responde a la necesidad de poner el foco histórico en uno de los episodios menos conocidos de los Sitios: el papel de 5.000 soldados lusos.

El ejército portugués había sido disuelto por Napoleón y sus restos enviados a Francia, en donde se constituiría la Legión Portuguesa. Sin embargo, a su paso por Pamplona, algunos efectivos fueron enviados contra Zaragoza con su general Gomes Freire. Fueron, en buena medida, quienes el 2 de julio recibirían el famoso cañonazo de Agustina en el Portillo. Pero, para esa fecha, una compañía de desertores portugueses, llegados anteriormente, ya se hallaban defendiendo el castillo de la Aljafería, en donde seguirían hasta el levantamiento del asedio.

Arenga de Palafox

La recreación vespertina de la batalla fue el momento álgido de una jornada que había comenzado con el despertar del campamento en el parque del Tío Jorge. Precisamente esta figura clave en los Sitios fue uno de los acompañantes de Palafox en su camino ayer en calesa hacia el Palacio Arzobispal, desde donde dirigió una arenga, la misma que antecedió a la batalla final de los Sitios. Desde allí, los recreadores que encarnaban a Palafox, el Tío Jorge y el general Sas, se dirigieron a la plaza del Pilar, donde también ante numeroso público tuvo lugar la presentación de los participantes.

Fue Luis Sorando el encargado de, muy didácticamente, ir explicando cada grupo, describiendo sus trajes, su función y el papel que desempeñaron en Zaragoza o en la Europa de comienzos del XIX. Los asistentes se familiarizaron con términos como "morrión" o "coronela" y conocieron anécdotas como la de un noble inglés que, de su bolsillo, pagó un regimiento extremeño que combatió en Zaragoza y que como espada esgrimía nada menos que la de Pizarro. O la de la Infantería de Marina, que tuvo presencia tierra adentro con una flotilla en el Ebro.

Este acto tuvo también su momento protocolario, con la presencia de representantes de los grupos municipales. Por parte de ZEC, Pablo Muñoz, consejero de Urbanismo y Sostenibilidad, pasó revista a las tropas. Estuvieron también Jorge Azcón y Enrique Collados, del PP, Marta Aparicio, del PSOE, y Sara Fernández, de Ciudadanos.

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