Una elevada y variada producción aragonesa

Para algunos es el mejor día del año. El día del lector y del autor, el día de la felicidad. En torno a 150 autores firmarán este lunes sus libros, de todos los géneros, en el paseo de la Independencia. Publicaciones recientes, algunas han salido de prensas el mismo jueves o viernes, como podría ser el caso de uno de los títulos muy esperados en el campo de la literatura infantil y juvenil: ‘Tirando del hilo’ (sinPretensiones), de la bibliotecaria y escritora Chus Juste y de la ilustradora Elisa Arguilé. La Premio Nacional de Ilustración por ‘Mi familia’ ha invertido casi cuatro años en los dibujos de un volumen sobre las palabras, el lenguaje, los sueños, los cuentos, las figuras literarias y, ante todo, sobre la pura invención verbal. A través de 50 fragmentos o capítulos, Chus Juste, con humor, conocimiento y desenfado, aborda el secreto de los libros y la escritura –habla de Definiciones, Exclamaciones, Anagrama, Esdrújulas, Criptogramas, etc., y a todos les añade un ejemplo o cuento o ejercicio de estilo- en un alarde de imaginación y vitalidad, y Elisa Arguilé crea un relato visual sorprendente y gozoso que solo exige atención y dejarse llevar.

Otro libro que salió fresco para el Día de Libro es ‘Pancracio, el niño batracio’ (Libros de Ida y vuelta), un cuento infantil y juvenil de José María Tamparillas, con el Ebro de fondo, que ilustra Javier Hernández. Narra la historia de una niña, Anais, amiga de los perros huérfanos, que convive con muchos personajes singulares.

Algunas autoras presentes

Cristina Grande publica en Olifante una selección de sus columnas de los martes en HERALDO, que tienen muchos seguidores: ‘Nieblas altas’ son relatos, casi poemas en prosa y notas de un diario de la vida cotidiana; en ellos habla de un funeral, de la felicidad de Pepe Melero, que siempre sale igual en las fotos, de la nieve en el Moncayo, del Ebro en su máxima crecida o de su abuela, que empezó un diario a los 80 años y un día. La vida tal como viene. La vida encendida en despaciosas palabras. Lourdes Fajó publica, en Olifante también, el poemario ‘Y no se rompió la luna’. Cuenta y canta así una zozobra, antes de un viaje a Nepal: “Bea, hace, ordena su equipaje. / A mí me da mucha pereza / necesito una maleta más grande. / He comprado / un rinoceronte”.

En el Día del Libro no existe la pereza. Además, este curso está siendo más que prometedor. Es, de nuevo, el año de muchas autoras. María Pilar Clau ha publicado su novela más ambiciosa, ‘La sobrina’ (Booket. Planeta), centrada en un relato familiar que transcurre en Laluenga, la historia de dos hermanas, una herencia y el enigma del pasado.

Ana Matallana, periodista de Aragón TV, es la autora de ‘Cuentas pendientes’ (Salto de página), un libro breve y ceñido en el que seis personajes recuerdan, incluso los rincones sombríos o inaccesibles, de un hombre que acaba de morir, entre ellos su propia hija. Patricia Esteban Erles firma ‘Las madres negras’ (Galaxia Gutenberg. Premio Dos Passos), una novela que partió de una visita al convento del Carmen y que explora la convivencia entre unas niñas fabuladoras y unas monjas, en particular una que se siente como la embajadora de Dios en la tierra. Tiene todos los ingredientes habituales de la escritora: densidad psicológica, convivencia con el horror y la fantasía, e indagación en la crueldad.

María Frisa, tras su exitosa serie de los ’75 consejos’ para los más jóvenes, ha presentado ‘Cuídate de mí’ (Plaza & Janés), protagonizada por la subinspectora Berta Guallar y la inspectora Lara Samper, que trabajan en Zaragoza en delitos sexuales, y de golpe se enfrentan al caso de la muerte de un joven violador. Verán implicadas sus propias vidas en un caso complejo y una de ellas, como le sucedió a la autora, recibirá amenazas a través de internet. Marta Quintín firma su segunda novela, ‘El color de la luz’ (Suma de Letras), que parte de la subasta de ‘El grito’ de Munch. Cuenta una historia de amor y desamor –el pintor Martín Pendragón, la coleccionista Blanca Luz Miranda– que recorre los grandes momentos y lugares de la creación artística en un relato que conjuga intimismo, tensión y conocimiento del arte.

Lo último de Ana Alcolea

Ana Alcolea suele publicar tres o cuatro libros al año: uno de los últimos es ‘Tarek, el africano’ (Anaya), ilustrado por David Guirao, en el que un abuelo cuenta a sus nietos una historia de crueldad y dominio en la que emerge, en Egipto, un personaje bondadoso con madera de héroe. Y como suele ser habitual en la autora, también cobra importancia un objeto, que tiene algo de pasaporte hacia el pasado. Guirao está en muchos sitios: es el ilustrador de la aventura nórdica ‘Eyrís y el largo invierno’ (Los Libros del Gato Negro) de María Pérez Heredia y ha hecho la portada de ‘Un viaje aragonés’ (PUZ) de Miguel Mena, llamado a ser uno de los libros del 23 de abril. Como pueden serlo, entre otros, ‘Desconocidos’ (Edebé) de David Lozano, una historia de amor, redes sociales y muerte; ‘Batallador’ (Doce Robles) de Alejandro y José Luis Corral (Premio de las Letras Aragonesas de 2017), el relato de este monarca que unió Aragón y Castilla, que participó en 30 batallas, que se preocupó por los derechos forales y que tal vez fuese homosexual en un tiempo hostil. Otro título importante es ‘Marcelino. El mejor payaso del mundo’ (Mira), de Mariano García: una biografía de un personaje fascinante, de Jaca, pero también del circo, del teatro y de las variedades de la época. Juan Domínguez Lasierra firmará sus libros de Delsan y su ‘Diccionario Orensanz’ (Erial).

Estos títulos solo son un aperitivo. Hay muchos más. Y autores que no estarán en Zaragoza: Muñoz Molina, Fernando Aramburu, o varios de los nuestros: Sergio del Molino, Martínez de Pisón, Cristina Fallarás, Ángel Guinda o Manuel Vilas. No estarán ellos, pero sí sus libros.