¿A qué precio vestimos barato?

La sostenibilidad cada vez está más de moda en el mundo de la moda. El próximo martes, el movimiento Fashion Revolution propone actividades y conferencias en la Escuela de Diseño de Aragón.

Izarbe Díaz de Rada, Mireya Hernández, Tamir Faye, Susana Sanmartín, Nereida J. Fuertes, Pilar Barceló y Cristina Bosque, organizadoras y participantes en las jornadas de Fashion Revolution.
Izarbe Díaz de Rada, Mireya Hernández, Tamir Faye, Susana Sanmartín, Nereida J. Fuertes, Pilar Barceló y Cristina Bosque, organizadoras y participantes en las jornadas de Fashion Revolution.
Toni Galán

24 de abril de 2013, 1.127 personas murieron, la mayoría mujeres –y muchos niños–, en el derrumbamiento del Rana Plaza, un edificio que albergaba en la ciudad de Savar, en Bangladesh, varias fábricas textiles en las que se trabajaba en penosas condiciones (también para empresas españolas). El día anterior al desastre, en el que resultaron heridas más de 2.000 personas, unas grandes grietas lo anunciaron, pero los responsables decidieron ignorarlo. La magnitud de la tragedia puso (al menos) sobre la mesa el escándalo de los métodos inhumanos de una gran parte de la industria textil y de las grandes cadenas de la moda que, desde entonces, son vigiladas de cerca por oenegés y diversos grupos de presión.

Fashion Revolution es uno de ellos. Impactadas por lo ocurrido en el Rana Plaza, las londinenses Carrie Sommers y Ursula Castro pusieron en marcha en 2014 esta campaña que lucha desde entonces por que las industrias textiles expliquen las condiciones en que se hacen sus productos. "No se trata de señalar a nadie, sino de informar", explica Nereida J. Fuertes, profesora de la Escuela de Diseño de Aragón y voluntaria del movimiento en España. La idea es "dar visibilidad" a las personas y las condiciones en que se hace la ropa que nos ponemos, "pedir transparencia", añade Nereida. "Fashion Revolution, simplemente, reclama información, no juzga ni realiza acciones en contra de estas empresas", asegura la profesora.

Fashion Revolution ha alcanzado en estos años gran popularidad, sobre todo gracias a algunas de sus inteligentes campañas, convertidas en virales. Empezó preguntando directamente a través de las redes sociales a gigantes del sector textil quién hace su ropa. Pero tocó techo en cuanto a repercusión con una acción en la que puso una máquina expendedora de camisetas a 1 euro en la calle. Quién metía la moneda, quedaba sorprendido porque en lugar de la prenda, se le proyectaba un vídeo mostrando las condiciones de semiesclavitud en la que se fabrica mucha de la ropa barata que se consume. Tras el visionado, se le daba a la persona la oportunidad de elegir entre la camiseta o donar ese euro a la organización. Nadie se llevó la camiseta.

Conmemorar las víctimas

Aparte de estas acciones, Fashion Revolution vive su más importante momento anual cada mes de abril. En concreto, cada día 24, cuando los diversos apéndices que la campaña tiene ya en todo el mundo conmemoran a las víctimas del Rana Plaza. Se hace a través de jornadas que convocan los voluntarios, siempre en torno al asunto de la sostenibilidad en el mundo de la moda.

Zaragoza se une, un año más, a estas jornadas que convocan a los zaragozanos el próximo martes, de 17.00 a 20.00 de la tarde, en la sede de la ESDA (María Zambrano, 3, Zaragoza). Ese día, habrá muy variadas actividades, reunidas en torno a cuatro áreas. En la primera, se ofrecerán miniconferencias sobre dos experiencias de reciclaje. Una es el ‘upciclyng’, es decir, la conversión de una prenda en otra, en principio, con más diseño. Y otra, la Modateca, un proyecto que quiere fomentar el intercambio de prendas. También hablará Susana Sanmartín sobre el Proyecto Kombucha, que desarrolla cuero vegetal.

Otra de las áreas será expositiva, con prendas obtenidas por ‘upcycling’, realizadas con kombucha y por los alumnos de la ESDA.

También, habrá una experiencia de intercambio de ropa, las conocidas como ‘swap-parties’.

Como colofón se proyectará en exclusiva la película documental ‘River Blue’, en la que, siguiendo los pasos del conservacionista de ríos Mark Angelo, se analiza una de las industrias que más contamina los ríos: la de la moda.

Sopa de términos

Aún queda mucho (casi todo) por hacer, pero es notorio que el término "sostenibilidad" acompaña actualmente a menudo al de "moda", en un empeño (todavía más voluntarista que real) que abarca un amplísimo espectro de cuestiones relacionadas con la fabricación y el consumo de ropa: el medio ambiente, la pervivencia de lo artesano y de las tradiciones locales, pero, sobre todo, el logro de unas condiciones dignas para los empleados de las fábricas, la mayoría situadas en países en vías de desarrollo.

En estos años, ha ido creándose una sopa de conceptos y términos que conviene aclarar. "Moda sostenible es, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con las buenas prácticas económicas y en lo relacionado con los materiales", explica Nereida. ‘Slow fashion’, otro de los conceptos actualmente en boga, tiene que ver con los materiales, pero también con los procesos, que deben respetar lo local y recuperar la artesanía o las tradiciones. "Toda esta cadena debe ser respetada en la moda sostenible. Toda. Así, un producto vegano, puede ser insostenible por estar realizado con plásticos; una prenda hecha en España no tiene por qué ser ‘slow fashion’ o ‘kilómetro cero’ o una camiseta de algodón ecológico de una gran cadena no es sostenible si, por ejemplo, no se ha pagado justamente a los trabajadores que la han fabricado", ilustra Fuertes.

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