Cristina Soria: "Hay que escuchar nuestras emociones a la hora de comer"

La ‘coach’ zaragozana (Calatayud, 1975) presenta este martes su quinto libro, ‘No son las dietas, son los hábitos’, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

Cristina Soria presenta su nuevo libro en Zaragoza.
Cristina Soria presenta su nuevo libro en Zaragoza.
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Apenas faltan unos meses para la llegada del verano y nos encontramos ante el dilema de empezar la siempre poco efectiva ‘operación biquini’. Pero usted en su libro nos dice que adelgazar no es cuestión de dietas, sino de hábitos. ¿Por qué?

Si solo nos cuidamos por momentos o por épocas, el resultado que conseguiremos es estar en una montaña rusa. Por eso, lo ideal es mantener buenos hábitos en el tiempo. Así, mantendremos una manera consciente y correcta de alimentarnos y no por impulsos, lo que nos lleva a la frustración y a la equivocación.

Hay ocasiones en las que nuestros pensamientos nos impiden mantener los hábitos. Por ejemplo, un día cualquiera, a las diez de la noche, nos levantamos de un salto del sofá y cogemos una tarrina de helado que devoramos en menos de diez minutos. Sabemos que no está bien, pero ¿por qué no podemos evitarlo?

El helado, al igual que otro tipo de productos procesados, nos lleva a la satisfacción inmediata, que dura muy poco. Hay que distinguir la alimentación física de la emocional. Cuando comemos por ansiedad, porque nos sentimos tristes o enfadados, hay que aprender a escuchar a nuestras emociones. Y gestionarlas como procede. Si las gestionamos a través de la comida poco sana, no solo no conseguiremos sentirnos mejor, sino que el foco de la emoción seguirá estando ahí, y nos sentiremos culpables.

¿Qué nos recomienda para evitar el ‘impulso del atracón’?

Atender a lo que me dice mi emoción. Si estoy enfadada o triste, o estresada... deberé identificar el foco que me lo produce y gestionarlo a través de distintas herramientas, pero que no sea la comida. Hay que pararse cuando identificamos lo que ocurre y hablar con mi emoción. Así, la razón irá frenando ese impulso.

¿Cómo podemos mantener los hábitos y convertirlos en rutina?

Cuando realizamos una acción un día y otro y otro... lo vamos convirtiendo en hábito. Hay que ser conscientes de lo que me impulsa para hacerlo y cuál va a ser la recompensa. De esta manera será más fácil que prevalezca mi emoción ante la pereza.

¿Qué papel juega la voluntad?

La voluntad implica un gran esfuerzo que solo tienen algunos. Yo diría que todos tenemos que aprender a automotivarnos. Saber distinguir lo positivo que me voy a llevar a la hora de mantener una estilo de vida saludable. Y esta fuerza de voluntad no se compra ni va en el ADN de ciertas personas. Sino que todos tenemos la posibilidad de estar motivados y conseguir lo que nos proponemos. Y si por nosotros mismos no podemos, el ‘coaching’ es una buena manera de conseguirlo.

Pero a veces se tira la toalla y nos convencemos de que no vamos a poder. ¿Qué parte de culpa tiene el autosabotaje?

Lo más importante es saber que no somos perfectos. Y que también las personas con más fuerza de voluntad pueden pasar por momentos en los que flaqueen. El autosabotaje nos puede influir a la hora de posponer la fecha de inicio, ya que hay ocasiones en las que hay beneficios más inmediatos e inconscientes que nos hacen alejarnos de nuestro fin.

¿Es más complicado cambiar de hábitos que iniciar una dieta?

Realizamos hábitos que cambiamos todos los días. El problema es que no caemos en ello y creemos que no somos capaces. En mi libro trato de aclarar la mala imagen de la palabra dieta. Usted misma la califica como dura. Una dieta dura es la que necesitan personas con problemas de salud. El resto tenemos que aprender a comer bien, y esto es un hábito que podemos conseguir todos.

¿Qué recomendaría a las personas que estén pensando que o se ponen a dieta ya o este año no van a ponerse en bañador?

Que no se trata de cuidarnos cuando se acerca el verano, sino todo el año. Y que para ello hay excelentes nutricionistas que nos ayudan y nos enseñan a comer bien. Si solos no podemos, pidamos ayuda. No nos pongamos fecha para comenzar, da igual que sea lunes, martes o viernes. Y que todos los días reconozcamos para qué queremos hacerlo.

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