Sergio Abraín expondrá en la Lonja en el Pilar

El pintor ofrecerá una retrospectiva de casi medio siglo de búsqueda y experimentación, desde 1974 a 2018

Sergio Abraín en una exposición de 2014. Al fondo, su mundo de tubos, de máquinas y geometría.
Sergio Abraín en una exposición de 2014. Al fondo, su mundo de tubos, de máquinas y geometría.
Aránzazu Navarro.

Sergio Abraín (Zaragoza, 1952) será el pintor aragonés que ocupe la Lonja durante las fiestas del Pilar. Presentará una síntesis de su obra desde 1974 hasta 2018, desde que empezó a exponer en la galería Prisma hasta “creaciones recientes, específicas para la muestra”. Sergio Abraín sigue el camino abierto por artistas como Jorge Gay, Pepe Cerdá, José Luis Cano, Eduardo Laborda, Iris Lázaro, Santiago Arranz, Enrique Larroy, Eduardo Salavera o Ignacio Fortún, entre otros.

Sergio Abraín ha trabajado en muchos frentes: la pintura, la decoración y el diseño gráfico, ha hecho obra mural, ha sido galerista y ha impartido muchos talleres. Todo, de algún modo, convergerá en una muestra que aún no tiene título definitivo y que contará con dos pantallas de vídeo. “Creo que mi carrera ha estado marcada por la experimentación, con épocas más o menos salvajes: en disciplinas, en formas y en trabajo con la materia. Y aquí quiero que se vea todo eso”, dice.

El pintor viaja estos por las carreteras principales y secundarias de la memoria. Recuerda épocas, obras; rememora instantes y se enfrenta a sus referentes. Al principio, cuando quería ser un artista social, de compromiso y denuncia, le marcaron muchos los surrealistas, con Max Ernst a la cabeza, e Ives Tanguy; y con ellos Fernand Léger y también instantes de Paul Delvaux, y los metafísicos Carrà y de Chirico, que se expone ahora en Caixaforum. Era la época de la pasión por la pintura; más tarde le interesaron el dibujo, las máquinas, y el futurismo. “En ese período, quizá sin darme cuenta, fue muy importante el mundo de mi padre: era representante de máquinas, las arreglaba, las vendía, las inventaba. Y yo le hacía los croquis”, recuerda.

La memoria le asalta con dos o tres recuerdos más. “Trabajé en un estudio de publicidad, donde también trabajaba el cartelista y pintor Juan Tudela. Allí hacía croquis y planos de máquinas, entre otras cosas. Y de ahí pasé a colaborar con Vicente Segrelles, el gran dibujante de cómic del sello Bruguera e ilustrador del Quijote. Estuve dos años en su estudio aquí en Zaragoza y él me pedía que le dibujara las máquinas y todo eso”, dice Abraín, que recopila piezas y ultima “la selección definitiva de mis obras”.

“Es curioso. Uno viene y reviene de un sitio para otro. Cada vez me doy más cuenta de que mi pasión por las máquinas, por los tubos, fueran surrealistas o no, fueran futuristas o dadaístas, proceden del estudio Karman, de mis años con Segrelles y de mi padre, que era un auténtico fabricante de mecanismos”, explica.

La retrospectiva en la Lonja -que se inaugurará el día 5 de octubre- también ofrecerá series pictóricas, más abstractas, el arrebato puro del gesto, homenanes a Kounellis, y dos apartados claves en los últimos años como ‘Neuromecánica’ y ‘Paisajes del cuerpo’, que presentó a principios del siglo XXI en la CAI Luzán. Exponer casi medio siglo de trabajo impone. Es el espejo de un tiempo propio e íntimo, y una conversación pública con los paisanos, con muchos compañeros, con un sinfín de gente anónima y con los jóvenes. Ante ellos, el artista futurista que fue en muchos momentos se enfrentará al futuro.

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