Martín Caparrós: “A España no le es fácil hallar símbolos que la representen”

El autor de ‘La Historia’ y ‘El Hambre’ participa en el ciclo ‘Conversaciones con el autor’ en La Puebla de Alfindén, Alagón y Zaragoza

Martín Caparrós en uno de sus últimos viajes a Zaragoza.
Martín Caparrós en uno de sus últimos viajes a Zaragoza.
Asier Alcorta

Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) es algo más que un escritor y algo más que un periodista. Es un hombre de su tiempo, crítico, afanoso, que va allá donde se agitan las injusticias con su personalidad avasalladora. Es, además, cronista, viajero, fotógrafo y, ahora, actor de la nueva película de José Luis Cuerda, ‘Tiempo después’, que continúa con el humor absurdo y delirante de ‘Amanece que no es poco’.

No es fácil saber si en él fue primero la vocación de escritor y periodista o la de actor. “Es curioso. Ahora acabo de ser actor y me lo he pasado muy bien. Cuerda, muy inteligente, como un sabio lobo de mar, no nos ha hecho repetir demasiado. Yo encarno a un almirante zalduendo, argentino, que tiene dos trajes: uno blanco, impecable, con gorra y condecoraciones, y otro oscuro, que parece de la marina inglesa del siglo XVIII, con levita. Lo he pasado muy bien”, dice en la pequeña y cautivadora plaza de San Cayetano.

Martín Caparrós es el autor de las crónicas ‘Larga distancia’, de reportajes ambiciosos como ‘El hambre’, de ese libro inagotable, que “se puede abordar de tantas maneras y por tantos flancos” que es ‘La Historia’, publicado en 1999 y reeditado por Anagrama el pasado año, o de la novela ‘Echeverría’ (Anagrama, 2016). Acaba de publicar un artículo en español en el ‘Times’, centrado en la dificultad que tiene España para elegir símbolos que la representen.

“En eso España es especialmente peculiar: el himno no tiene letra y muchos no se sienten concernidos; un gran parte del país no se siente bien al amparo de su bandera; no existe una historia común en la que pueda basarse como nación. A España no le es nada fácil hallar símbolos. Y cuando se hace una encuesta, el símbolo más unánime es un nombre y una figura, Felipe VI, pero quizá decepcione cuando abre la boca”.

A veces, Martín Caparrós ha sido interpelado o cuestionado por sus opiniones sobre España. “Quizá sea por mi acento y por mi origen -dice-. Me lo dicen como si no tuviera derecho. Pero he vivido en España en los 80 y llevo muchos años residiendo aquí. Además, soy hijo de español y me gusta opinar del país en que vivo, y en el que me siento feliz, bien acogido e integrado”. Queríamos saber qué le debe el escritor. Maestro de sus silencios, también, Caparrós toma aliento, busca respuestas y dice: “Le debo el gusto por el pensamiento, el placer de la crítica. Mi padre fue un hombre comprometido con el tiempo que vivió. Bueno, en realidad, el disfrute de pensar también se lo debo a mi madre. Es una mujer comprometida, comprometida con las causas del aborto; tiene 81 años y ahí sigue con energía, agitando las conciencia. Me siento orgulloso de ella”.

España en crisis

Martín Caparrós es un luchador incansable de las causas perdidas. Y pone el foco, en otro artículo de hoy, en la figura de Gene Elmer Sharp, el escritor norteamericana que “derribaba dictadores” y que tenía la obsesión de dejar el mundo algo mejor a su paso. “Claro que me gustaría hacer lo mismo. Me gustaría tener esa valía y esa intensidad, pero creo que no es mi caso. Tampoco es fácil. Casi da miedo pensarlo y no depende de uno, exactamente”. Vuelve España y, en este caso, otra cuestión palpitante: la censura, el paso atrás que está dando España en materia de libertad, los ecos recientes de Santiago Sierra y sus retratos pixelados, el secuestro de ‘Fariña’, el libro de Nacho Carretero, etc. “En el artículo del ‘Times’ digo algo que creo que es importante: lo que más une a los españoles es la idea de la democracia. Y, claro, hay que tener mucho cuidado: si se sigue por este camino de destrucción, vaciaremos de sentido el término, y lo convertiremos en una cáscara, en un mascaron de proa”.

Martín Caparrós es hiperactivo por naturaleza. El 2017 fue especialmente importante para él. Reeditó una libro extenso que aspira a la totalidad: ‘La historia’. “Se publicó en 1999 e invertí en él más de una década. De todos mis libros creo que sigue siendo mi favorito. Sé que es un libro difícil para el lector perezoso de hoy en día, que está muy requerido por la prisa y las nuevas tecnologías. He tenido que releerlo, antes de su reedición, y lo sigo viendo muy mío, muy personal, trabajado, dicho sea con cautela y sin vanidad”.

Explica Caparrós que esa novela, o ese artefacto híbrido, cuenta “la historia de una civilización que yo me inventé, en el corpus central, y luego hay muchas otras cosas: recetas de cocina, prontuarios de amor, poemas. Es un libro lo suficientemente raro, divertido y libre para que lo sienta muy mío”.

Martín Caparrós participa en el ciclo ‘Conversaciones de autor’, que organiza la Diputación de Zaragoza. El miércoles se citó con los lectores de La Puebla de Alfindén y Alagón, y el 1 de marzo, jueves, dialogará a las 20.00 con Ramón Acín, coordinador del ciclo, en las salas de la Diputación. “La experiencia es riquísima. Las bibliotecas son estupendas. Maravillosas. La gente se entrega y lee libros que siempre son fáciles. Y te encuentras con grupos de trabajo estupendos, de los que aprendes mucho”. Los libros, es un viejo adagio, los completa y los hace únicos cada lector.

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