Lorenzo Mediano (Zaragoza, 1959) ha vuelto tras cinco años de silencio y quizá de extenuación literaria. Lo hace con el primer libro que empezó a escribir y que se quedó por ahí arrumbado en el silencio: 'El código Machado', que publica el sello Onagro, donde debutó como narrador hace ahora 20 años con 'La escarcha sobre los hombros'.

Dice Mediano, que volvió hace diez años a ejercer la medicina y que ha vivido años de auténtico éxito literario ("con 'El secreto de la diosa' vendí más de 60.000 ejemplares"): "Me atasqué con 'El código Machado' hace exactamente ahora un cuarto de siglo, imprimí la novela y dejé una copia en mis archivos. Me puse a redactar 'La escarcha...' y me salió de un tirón. Para mí es una novela de amor, libertad y montañas".

Se han impreso trece ediciones del libro y se han vendido 23.000 ejemplares. Lorenzo Mediano recuerda que ese libro es clave para él: fue traducido al inglés, al italiano, al francés y al aragonés y ha sido adaptado al cómic. "El libro está en Nueva York, en París o en Roma, y no interesa en ciudades españolas. Vivir para ver", comenta.

Con el paso del tiempo ha aprendido a perseverar. A tener esperanza. "Así también he podido retornar y acabar 'El código Machado', que creo que es un libro diferente, original y raro. Un libro de camuflajes y, a la vez, un libro espejo: el lector pone mucho de su parte y cada uno ve lo que quiere ver. Mi estética es siempre la misma: yo aspiro a un nivel de complejidad teórica o subterránea, sofisticada o evidente, pero expresada siempre con sencillez, con claridad. Mis libros son difíciles de escribir y fáciles de leer. Y aquí vuelve a suceder. Me cuesta más corregir que escribir".

Cuenta Lorenzo Mediano que su novela es un canto a la literatura y un homenaje al poeta que más le gusta. Cuando va en el coche o pasea por el monte, siempre acuden versos suyos a sus labios. "Siento que él dice las cosas más hondas y emocionantes, más bellas y lúcidas, con gran sencillez. Machado no quiere ser un profeta: es un poeta que está al alcance de todo el mundo y que es muy profundo", precisa.

Lorenzo Mediano cuenta la historia de un joven, fascinado por el yoga, el zen y el budismo, que se encuentra con un profesor de literatura suyo. "Toda esa parte es muy autobiográfica", señala. El profesor, que tira de sarcasmo, de estudiada soberbia y de pura provocación, le explica que todo, todo, está en Antonio Machado, que su lírica tiene claves ocultas que explican el secreto de la vida y abren camino a la espiritualidad. En una suerte de viaje, con burlas incluidas, el maestro le propone retos a su alumno.

Del burdel a la espiritualidad

"Cada capítulo incorpora un texto de Machado, y lo que ocurre resume el espíritu del poema con acciones absurdas o disparatadas. El libro casi empieza en un burdel y, cerrando el círculo, también acaba en un lugar semejante. Ocurren cosas raras, hay mucho humor, situaciones hilarantes, diálogos insospechados y desorientación. El lector se ríe".

Mediano no elude la mitomanía pero tampoco se queda en lo alto del guindo. Afirma, por ejemplo, que Antonio Machado, poco después de la muerte de su mujer Leonor, frecuentó los burdeles; ya de paso comenta que Albert Einstein solía seducir a algunas de sus jóvenes alumnas.

"No quiero provocar a nadie. Es cierto. Machado era un poeta excepcional, pero no era Dios. Era un hombre con sus contradicciones y sus virtudes. El otro gran homenaje que contiene el libro es al Quijote". El profesor y el estudiante (que corre algunos peligros y es manteado y amenazado), se parecen en ocasiones a los héroes principales de Cervantes.