Isabel Lozano: "El Quijote es una obra que soporta todo, hasta a los cervantistas"

Esta aragonesa (Monreal de Ariza, 1958) trabaja en el Dartmouth College (parte de la Ivy League) y preside la Asociación de Cervantistas.

Lozano Renieblas, frente al Paraninfo de Zaragoza.
Lozano Renieblas, frente al Paraninfo de Zaragoza.
Guillermo Mestre

¿A qué edad leyó por primera vez el Quijote?

Me gustaría decir que de niña, pero no lo sé. Quizá en el instituto o en la universidad.

Y Cervantes le atrapó.

No me enganché a Cervantes por el Quijote, sino por el Persiles, que sí recuerdo que leí en 1988.

Y ya no lo ha dejado.

Así es. De pequeña leía novelas de aventuras, por eso me gustó el Persiles. Ahí empiezo a conocer a Cervantes.

¿Qué ha cambiado desde que llegó a Estados Unidos en 1997?

En la trayectoria vital, de pasar de estudiante a profesional, ha cambiado todo. Y en política también, desde la era Clinton a la actual de Trump.

¿Y respecto al español?

Se ha ido consolidando. Es muy curioso, porque en los últimos dos años ha habido un mayor interés de la gente por la lengua española, no sé si ha sido como reacción a Trump.

¿Nuestro idioma está de moda?

Sí, en Estados Unidos ha sido siempre una lengua familiar, aunque es verdad que cada vez menos. Hay una fuerte demanda.

¿En su trabajo habla inglés o castellano?

Las reuniones son en inglés, pero en las clases nos relacionamos en español, tanto con compañeros como con estudiantes.

¿Cuántas personas componen el departamento de español?

Alrededor de veinte. Dartmouth tiene varios programas, tanto en España como en Latinoamérica, y necesitamos un gran número de profesores que atiendan esos programas, que son convenios con universidades. Este trimestre yo estoy en Barcelona.

¿Cómo es ser catedrática de Literatura Española en Dartmouth College?

No es igual que serlo en España. Enseño el Quijote o la historia de la lengua, pero cuando vengo a España prácticamente enseño a leer en español. Me gusta mucho enseñar, ya sea a Cervantes o el nivel inicial del español.

Además de defender la lengua de Cervantes, preside la Asociación de Cervantistas. ¿Es su autor favorito?

Sí, no cabe duda de que es a quien más tiempo le he dedicado en mi vida. Y, desde 2015, intento liderar el cervantismo internacional, cuyo objetivo es difundir y estudiar la vida y la obra de Miguel de Cervantes.

¿Quién compone la asociación?

Somos unos 500 socios de más de 40 países de todo el mundo. Organizamos congresos cada tres años, además de coloquios.

¿Con qué obra se queda?

Es difícil. Te diría el Persiles, pero lo llevo estudiando tanto tiempo que quiero pasar a otra cosa. Hice la tesis sobre esa novela y siempre vuelvo a ella. Me pasa como con el mundo clásico.

En 2017 se cumplieron los 400 años de la publicación de ‘Los trabajos de Persiles y Sigismunda’ y usted es una de las mayores especialistas del mundo.

Es una cuestión de trabajo. A medida que vas profundizando ya estás en condiciones de poder decir algo que tenga verdadero peso sobre la obra.

¿Queda algo por descubrir de Cervantes?

Sí, porque cada generación lee de una forma distinta. Eso lo ilustra bien la crítica del Persiles.

¿Y siempre es actual?

Sí, de hecho Cervantes pensaba que el Persiles era su mejor obra. Sin embargo, la posteridad no le ha hecho ningún caso. Es el Quijote. Ha sido la obra que ha marcado el rumbo de la novela. El Quijote soporta absolutamente todo, hasta a los cervantistas (risas).

¿Cuál es la situación actual del cervantismo?

El cervantismo goza de muy buena salud. Eso no quita para que haya ciertos momentos, sobre todo después de los centenarios, de cierto impás. Pero se ha empezado a atender obras de Cervantes a las que antes se les prestaba muy poca atención, como el Persiles. Está habiendo una especie de recuperación del Cervantes menor. Esa es la seña más clara de identidad de los estudios cervantinos.

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