El ojito derecho de Goya

La Biblioteca Nacional exhibe hasta el 22 de abril la obra de la dibujante, litógrafa y copista que llegó a formar parte de la Academia de San Fernando.

Retrato de Goya atribuido a Rosario Weiss
Retrato de Goya atribuido a Rosario Weiss

Con 7 años tenía como maestro a Francisco de Goya y Lucientes. Era el ojito derecho del genio de Fuendetodos, quien le enseñó los rudimentos del dibujo, le preparaba plantillas y vigilaba sus avances plásticos. Era Rosario Weiss (Madrid 1814-1843), hija de Leocadia Zorrilla, ama de llaves de Goya desde 1815 en los años de su exilio en Burdeos. Se hizo artista y vivió de su oficio, con un estilo de corte clásico, academicista y muy alejado del artista aragonés.

Con el paso del tiempo se convirtió en una gran litógrafa y copista. También dicen -nadie asegura- que en realidad era hija de Goya y que por eso éste la llamaba "mi Rosario" y consentía que pasara mucho tiempo a su lado y que, incluso, viviera bajo su mismo techo. Rumores y anécdotas aparte, esta mujer "morena, menuda, atractiva y de fuerte carácte" logró reunir una obra muy apreciada por instituciones como el Museo del Prado o la Hispanic Society de Nueva York. Más de un centenar de sus dibujos se exponen hasta el 22 de abril en la Biblioteca Nacional de España.

La muestra, comisariada por Carlos Sánchez Díez y organizada en colaboración con el Museo Lázaro Galdiano y el Centro de Estudios Europa Hispánica, reúne dibujos, litografías, estampas y pinturas con la intención de trazar un recorrido por el trabajo de "una dibujante excepcional", conocida, sobre todo, por ser discípula de Goya. En las paredes de esta institución madrileña destacan ahora los retratos de Francisco de Goya, Ramón Mesonero Romanos, El marqués de Benalúa, o Los hermanos Velluti, además de numerosos paisajes. También se pueden ver una veintena de litografías, como 'Autorretrato', 'El Genio de la Libertad', 'Espronceda' o 'Larra', y algunas de sus pinturas, entre ellas 'Francisco de Goya', 'Los duques de San Fernando' o 'Ángel custodio.'

"Su primer maestro fue Goya, ya que cuando ella tenía siete años y aprendía a escribir, el pintor hacía dibujos para que ella los copiara o completara. Son obras muy interesantes por mostrar sus comienzos, por conservar composiciones, trazos e ideas de Goya y por ilustrarnos sobre una faceta poco conocida del pintor aragonés, profesor de dibujo en un ámbito familiar", cuenta Carlos Sánchez Díez, miembro del departamento de conservación del Museo Lázaro Galdiano.

Después de hacer sus pinitos en casa, Weiss entró en la escuela pública de dibujo que Pierre Lacour dirigía en Burdeos. Su formación francesa atemperó la expresividad de sus primeros pasos junto a Goya, dirigiéndolos hacia el trazo preciso, limpio y ordenado que entonces predominaba en Francia. Más tarde, en Madrid, adaptó con éxito su estilo al Romanticismo hispano y compaginó la copia de pinturas de grandes maestros (Goya, Velázquez, Murillo, Tiziano, Rubens, Van Dyck) con la realización de retratos a lápiz de escritores y personajes de la burguesía liberal, en su mayoría socios, como ella, del Liceo Artístico y Literario (Espronceda, Zorrilla, Mesonero Romanos, Larra). También dibujó plantas, árboles y paisajes con castillos, lagos o ruinas.

Adelantada a su tiempo

"No era fácil vivir de la pintura en esa época y menos siendo mujer. El ambiente artístico era eminentemente masculino y, aunque había algunas mujeres pintoras, la mayoría no ejercían como artistas profesionales, como Weiss. Las copias le generaban ingresos, pues había demanda; cuando ella pide permiso a la regente María Cristina para que le bajaran algunas pinturas del Museo del Prado con el fin de poder copiarlas -pues era corta de vista y entonces el Museo tenía sus muros completos casi desde el suelo al techo-, argumenta que es el único medio que tiene para seguir progresando como pintora y para sostenerse económicamente, y le permiten hacerlo", explica Sánchez.

No fue el único logro de la dibujante. En 1840 fue nombrada académica de mérito de la Académica de San Fernando. La Comisión de la Academia la dispensó de los ejercicios reglamentarios para ser admitida y le pidió que realizara una 'Virgen de la Contemplación', una pintura que puede verse en esta exposición. Ese nombramiento le proporcionó prestigio personal y profesional y ella lo utilizó como aval en su petición para ocupar el puesto de maestra de dibujo de las hijas del rey Fernando VII, cargo que desempeñó durante muy poco tiempo, pues murió de cólera el 31 de julio de 1843.

Pero, ya que estamos, ¿Rosario Weiss era, en realidad, hija de Goya? "No hay pruebas que permitan afirmarlo" responde Carlos Sánchez Díez, "yo creo que no, pero lo que realmente importa es que Goya la quiso como a una hija: en una carta a Leocadia, madre de la dibujante, se refiere a ella como 'mi Rosario' y en otra que escribió a su amigo Ferrer le pide que la trate como si fuera su hija".

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