El tirón del Warhammer en Aragón

Creatividad, concentración, maña y, sobre todo, mucha paciencia. Estas son algunas de las claves del exitoso juego de tablero que ofrece mucho más.

El tirón del Warhammer en Aragón
El tirón del Warhammer en Aragón
Heraldo

Desde hace dos décadas, Zaragoza cuenta con la única tienda oficial de Warhammer de Aragón hasta la cual llegan cada mes cientos de aficionados procedentes de distintos rincones para dedicarse a su pasión: coleccionar, montar, pintar y jugar con miniaturas de la marca Warhammer. Se trata de un juego que apareció en los años 80 y que supuso un puente entre los juegos de rol de fantasía de la época y el mundo de los juegos de recreación de batallas históricas históricos.

Además, en el establecimiento cuentan con un centro de hobby en el que los visitantes pueden modelar o pintar sus propias figuras. “En estos 20 años nunca hemos dejado de recibir a aficionados. Aún con el paso del tiempo sigue siendo una afición que compartimos muchos y que incluso ha ido pasando de generación en generación”, explica Álex Redondo, gerente tienda zaragozana.

Como explica, el Warhammer es, ante todo, un hobby que abarca multitud de aspectos, ya que consiste en coleccionar, montar, pintar y jugar las miniaturas seleccionadas. "Algunos aficionados le dedican todo su tiempo libre a uno de estos aspectos, mientras que otros, que es lo más habitual, hacemos un poco de todo”, explica Redondo.

En el ámbito del modelismo, es decir, el primer paso en el que se configura el montaje de las miniaturas, nos encontramos con auténticos seguidores fieles del pincel: “según avanzamos vemos cómo nuestras miniaturas dejan de ser un puñado de piezas y se van convirtiendo en soldados, tanques o monstruos”.

“La pintura es una parte inmensamente satisfactoria para la mayoría de los aficionados y una oportunidad única para hacer que tu colección destaque”, destaca Redondo. Es el momento de la personalización de cada uno de los ejércitos y personajes que deben de destacar en el campo de batalla. “Además, aporta concentración y desconexión a los participantes”, añade.

Sin embargo, desde el punto de vista del coleccionismo se dan ciertas peculiaridades, ya que “una colección de Warhammer es una posesión muy personal. Cada una abarca las miniaturas que uno quiere, bien por historia, por estética o por reglas de juego. Esto hace que no haya dos colecciones iguales”, asegura Rendondo.

Finalmente, llega el momento del juego de tablero, ya que estas miniaturas no tienen un objetivo meramente decorativo sino que optan a transformarse en un ejército de combate. “Tanto si queremos revivir batallas famosas como si optamos por crear nuestras propias aventuras, existen una serie de reglas completas del juego que nos van a permitir pasar horas de diversión”, añade el experto.

Pero, ¿cuánto cuesta este hobby? Aunque depende de cada persona, existen unas pautas mínimas: “Podemos iniciarnos desde unos 50 euros con una caja de 8 miniaturas y un pack de pinturas, herramientas y pincel”. A partir de ahí, la variedad y la gama se multiplica y se adapta a la realidad de cada seguidor. “Un héroe individual puede costar entre 12 y 20 euros, un regimiento de 10 soldados entre 30 y 40 euros y un monstruo o un tanque entre 40 y 60 euros”, relata Redondo.

En la actualidad, en la capital aragonesa existe una gran comunidad de jugadores, coleccionistas y modelistas que se organizan en asociaciones para poder disfrutar en grupo de su hobby. Uno de ellos es ‘El último bastión’, creado hace un par de años en la capital aragonesa. “Llegué a Warhammer cuando tenía unos 12 años. Empecé pintando y jugando con dos amigos y lo abandoné hasta los 24 años”, rememora Héctor Hernández, zaragozano de 29 años y presidente de la asociación.

“Desde que fundamos el club hacemos una actividad prácticamente a la semana o quedamos para hablar, jugar o pintar”, afirma. Este mismo fin de semana, varios miembros del bastión se daban cita para disfrutar de un torneo local. Además, algunos de sus integrantes recorren España de torneo en torneo. “Sin ir más lejos, el pasado año visitamos Valladolid, Talavera de la Reina, Valencia o Galicia”, explica.

Un hobby muy creativo y reconfortante

Otro de sus miembros es Miguel Tomás Cebollada, zaragozano de 30 años que llegó a este mundillo gracias a su madre. “Cuando era niño pasaba muchas horas delante del ordenador y ella pensó que esto podría ser una buen a alternativa para alejarme de las pantallas”, recuerda.

Así pues, dejó las teclas por los pinceles. “Es un hobby muy creativo y reconfortante. Aprendí a concentrarme al tener que pintar detalles tan pequeños como los que llevan estas figuras y, de paso, he conocido a mucha gente”; añade. Aunque, sin duda, lo mejor para él llega en el momento de la partida. “Es el momento de mostrar lo que has montado y pintado”, reivindica.

Entre su colección, formada en la actualidad por más de 1.000 figuras, tan solo 200 están pintadas. “La colección está valorada en unos 3.000 euros, aunque el valor real dista mucho de esto. Han llegado a ofrecerme 1.500 euros por uno de mis ejércitos de 100 miniaturas y tengo alguna pieza grande en la que he invertido más de 300 horas de pintura, son piezas únicas que no creo que llegue a vender nunca”, concluye.

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