El ratatranta, el instrumento del alma

Este gran instrumento musical y multisensorial ha sido desarrollado por usuarios de la Fundación Rey Ardid y la Escuela de Violeros de Zaragoza.

La 'ratatranta', el instrumento del alma
La 'ratatranta', el instrumento del alma

La tranquilidad que se siente cuando uno se tumba en el ratatranta es proporcional a la ilusión con la que se ha desarrollado. Cada roce de los dedos con sus cuerdas de tripa de cordero produce unas vibraciones que se sienten en todo el cuerpo, desde el pecho y hasta las rodillas. Cuando se encaja la cara en su orificio superior se descubre un universo. Se trata de un dibujo del cuerpo humano, como los de los libros de texto, y si se mira hacia los pies se disfruta de un gran universo, que llama la atención y obliga a no perder detalle, por pequeño que sea.  Es un auténtico aislante del exterior, un remanso de paz que conecta con el alma.

“Esa capacidad de sensación que tiene este instrumento es lo que lo hace especial y único”, señala Alba Vera, monitora de terapia ocupacional del Espacio Visiones de la Fundación Rey Ardid, entidad que lo ha creado. “De esta forma, también lo pueden utilizar personas con discapacidad auditiva o motora”, añade.

Más de cincuenta usuarios de este espacio y la Escuela de Violeros de Zaragoza han trabajado durante dos años en dicho instrumento de cuerda, confeccionado como en antaño. “Se han utilizado los mismos materiales, herramientas y procedimientos que los antiguos violeros del siglo XVI”, explica la monitora de terapia. No iba a ser menos al tratarse de un objeto diseñado en la capital aragonesa. “Zaragoza es una ciudad con mucha tradición violera”, afirma Javier Martínez, director de la Escuela de Violeros, entre las mesas de trabajo del taller.

“El proceso artesanal nos ha permitido aprender a lijar, a tensar y a trabajar la madera, pero también a formar equipo y hacer grupo”, apunta Vera. “Todo en el proceso estaba pensado”, asegura. Su nombre tampoco es casual. Ratatranta surgió de una lluvia de ideas y, según apuntan sus creadores, “intenta reflejar la sonoridad de los instrumento de cuerda”.

“Ahora la idea es que el ratatranta sea demandado por otras instituciones y asociaciones e incluso viaje a otros lugares”, desvela Eva Muñoz, alumna de la Escuela de Violeros de Zaragoza.

De momento, este instrumento ya ha cruzado las fronteras españolas y el diario belga ‘The Standard’, el periódico ‘Irish Times’ o la televisión pública eslovena se han hecho eco de su invención.

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