'OT 2017': las claves de un triunfo inesperado

Lo que se gestó como un ‘revival’ discreto al calor del 15 aniversario de la primera edición del concurso ha acabado siendo un éxito y rompiendo moldes en TVE

Amaia Romero, cantando 'Shake it out', una de sus grandes actuaciones en esta edición.
Amaia Romero, cantando 'Shake it out' en la gala del pasado martes
Carmen Carrazquez

Ni siquiera la propia TVE, en horas bajísimas en cuanto a audiencia y audacia, esperaba la triunfada de ‘Operación triunfo’. El canal público, al calor del aniversario redondo de su primera edición (15 años) y del buen recibimiento de los sucesivos ejercicios de nostalgia al respecto, decidió tratar de reverdecer laureles, resucitando un formato que, a priori, tenía imposible tirar de factor sorpresa. Nada más lejos de la realidad. ‘O.T. 2017’, la novena entrega del concurso, paradójicamente con la misma mecánica de aquel de las Rosas de España y los Bisbales, está volviendo del revés el panorama televisivo. Y puede que algo más. Por motivos como estos...

1) Estrechando la brecha generacional. ‘Millennials’ y ‘yofuiaegeberos’ se reúnen juntos cada lunes ante el televisor. Los primeros tenían 1 año cuando Chenoa y Bisbal cantaban ‘Escondidos’. Los segundos rememoran aquellos tiempos pioneros de los ‘concursos de talentos’, pero, sobre todo, se asoman al, para ellos, ignoto mundo de los nacidos en el siglo XXI. Los cuarentañeros andan estos días enganchados a Youtube para ver los vídeos más destacados, cuando no el canal ‘24 horas’. Y descubren el ‘trap’ de C. Tangana a través de las versiones al piano de Amaia, la pamplonesa de 18 años, joya del casting de Noemí Galera y su equipo. Los más jóvenes, por su parte, conocen (multimedia) a Serrat o la importancia del blues o el jazz a través de las clases de Guille Milkyway. Algunos ‘viejunos’ dicen haber recuperado su fe en la juventud con esta sanota camada de cantantes. Otros nunca la perdieron. Son los que se quedan a ver el chat hasta las dos y media de la madrugada y luego acuden zombis al trabajo. Como a los 20.

2) Bravo por la música.

Es un ‘reality’, sí. Pero en este la música está en el aire, muy por encima de las vidas privadas y, sobre todo, de protagonismos de jurados. A ‘O. T.’ (y en parte con razón) se le hizo paradigma culpable del ocaso de la industria musical. Pero el tiempo ha demostrado que las causas de la debacle son variadas. Internet, una forma muy pobre de entender lo comercial y una programación televisiva con la música prácticamente proscrita coadyuvaron al desastre. Pero la selección musical de las galas de este nuevo ‘O.T.’ demuestra que hay vida más allá de reguetones, Orozcos y Alboranes. En las galas suenan ‘standards’ de Sinatra, boleros, rancheras, éxitos ochenteros y de rabiosa actualidad y... ¡hasta Marisol! Pero es en la Academia donde se rompen moldes: Las Bistecs, Caetano Veloso, El Kanka, Rosalía, Él Mató a Un Policía Motorizado, Ojete Calor, Los Fresones Rebeldes, Carla Morrison, Mercedes Sosa o C. Tangana son versionados desprejuiciadamente por los ‘triunfitos’ y se viralizan en las redes sociales. Quizá esto demuestra que la música ¿menos? comercial debería volver a la tele. ‘Cachitos’ tendría así  material en 2025. Y de paso, se plantearía la pregunta: ¿Y si, increíblemente, el ‘O. T.’ de 2017 fuera capaz de devolver público a las salas? Si, como en la canción de Cohen, se lograra cambiar el sistema desde dentro.

3) El humor por encima de todo.

Aquel lloroso Bustamante de ‘O. T. 1’ ha sido sustituido en 2017 por el sapoconcho de Roi y diversos episodios escatológicos que harían las delicias del Quevedo del ‘Buscón’. Esta generación del 2000 ha mamado la crisis y sabe lo que son los problemas de verdad. Se ríen todo lo que pueden y, como el pasado martes, lloran cuando tienen que llorar. Y nosotros, con ellos.

4) Sorpresa: el buen rollo también vende.

Ese mantra que sostiene que el conflicto da más audiencia que el buen rollo, del que ha vivido todos estos años la televisión basura, se acaba con este ‘Operación Triunfo’. El ‘hallazgo’ coincide con el primer pinchazo en 17 años de ‘Gran Hermano’, el incombustible ‘reality’ nacido solo un año antes que el primer ‘Operación Triunfo’. En ‘O.T 2017’ reinan el amor y la paz. Risto no está ni se le espera. Son todos adorables. Hasta Cepeda, que se va cuando habíamos empezado a quererlo.

¿Hubo beso entre Amaia y Alfred?

5) El fin del karaoke.

Una de las más repetidas (y merecidas) críticas a los concursos de cantantes es la escasa cultura musical de los contendientes, que, demasiado a menudo, los convertía en gargantas potentes, pero con poco calado y un gusto para cantar y elegir repertorio cuestionables. No es el caso de los chicos de este ‘O. T.’. Muchos de ellos tocan algún instrumento, tienen formación musical y gran conocimiento del inglés. Tampoco les falta criterio pese a su juventud. Cuestión aparte son Amaia y Alfred, cuyas improvisaciones al piano o la guitarra sorprenden hasta al profesorado.

6) Canal 24 Horas: el musical.

¿Que lo de ponerse a cantar de repente, como en los musicales, no sucede en la vida real? Basta conectarse al Canal 24 Horas para comprobar que no es así. Los chicos hablan y cantan por los pasillos de la academia como si estuvieran en una de Gene Kelly. Y el resultado es tan bueno que parece guionizado: hay humor, amor, tensión, transformación, emoción y trabajo. Sonrisas y lágrimas. Porque la fama cuesta.

7) La diversidad está aquí.

Más allá de lo puramente musical, ‘Operación triunfo’ se ha convertido en un abanderado de la visibilización y normalización de la diversidad sexual. Y lo hace, además, desde una televisión pública, lo que según el colectivo le añade más valor. Las clases de Los Javis (Calvo y Ambrossi) y los besos en ‘prime time’ de Agoney y Raoul, y, sobre todo, de Marina y su novio transexual, han roto moldes.

8) ¿Será un espejismo?

Que Amaia es un fenómeno de la naturaleza, que Alfred es una ‘rara avis’ que la escena musical española debería atesorar, que Aitana tiene ángel, Ana Guerra, clase y gancho o Roi gracia personal es evidente. Pero, si algo nos ha enseñado ‘O.T.’ es que, muchas veces, lo que pasa en el concurso se queda en el concurso. Esta vez, sería una verdadera pena.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión