Víctor Manuel: "No me imagino en el escenario si no escribo lo que canto"

El cantante asturiano presenta este sábado en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza su disco '50 años no es nada'.

Víctor Manuel, en un concierto de la gira '50 años no es nada'
Víctor Manuel, en un concierto de la gira '50 años no es nada'

Medio siglo lleva sobre los escenarios el asturiano Víctor Manuel, que ha decidido que la mejor manera de celebrar ese aniversario es, cómo no, salir de nuevo a escena. La gira '50 años no es nada' le trae este sábado a Zaragoza, con un concierto en el que repasará estas cinco décadas de canciones inolvidables.


Eso de que cincuenta años no es nada lo dirá usted. Menudo carrerón...

La verdad es que sí. Pero lo que he querido transmitir con ese título es que no me pesan los años. Tengo la suerte de dedicarme a una profesión que me gusta, tanto que podría pagar por hacer lo que hago. Han sido 50 años muy plenos, de mucha satisfacción.


Entonces, mantiene la ilusión a pesar de los años.

Es que ahora estoy mucho más cómodo en el escenario que el primer día. Después de tanto tiempo, tienes mucho más control sobre lo que haces, sobre cómo funciona todo.


Hay muchas canciones de Víctor Manuel que están en el inconsciente colectivo de los españoles. ¿Las que forman parte del disco son sus favoritas o las más famosas?

Un poco de todo. Algunas son inevitables, porque el público siempre te las pide. También hay otras que te apetece cantar después de mucho tiempo, como 'Danza de San Juan', que llevaba 35 años sin tocar en directo. Unas las decides tú y otras no puedes dejarlas fuera.


No faltan sus grandes éxitos: 'Solo pienso en ti', 'El abuelo Vítor', 'La planta 14', 'Nada sabe tan dulce como su boca', 'La puerta de Alcalá'... 

Es que no reniego de ellas. Son canciones que me han supuesto grandes alegrías. Ahí está 'Solo pienso en ti', que me ha dado más satisfacciones que ninguna otra.


Cincuenta años después, ¿se sigue sintiendo cantautor?

Claro. Esto es un oficio. Escribir y cantar. Porque si solo hubiera sido cantante, mi recorrido hubiera sido mucho más corto. Yo no tengo una gran voz. Lo mío es una combinación de cosas: se me ocurren las letras y luego las canto a mi manera. No me imagino en el escenario si no escribo yo lo que canto.


Lo de cantautor va asociado a un cierto matiz político. Y aunque usted nunca ha escondido sus opiniones en este terreno, quizá ahora esta más al margen que en otros momentos.

Vivo la política. Pero es que es inevitable hacerlo, porque está en nuestra vida, maneja nuestra vida. Y ahora estoy esperando saber qué van a hacer con nosotros. Los ciudadanos hemos votado que se entiendan y hay quien no ha comprendido bien el mensaje. Yo, de la nueva política, no espero grandes cosas, solo que regeneren la vida política.


Hombre, pues no es tarea fácil.

Pero es que en Madrid, por ejemplo, el ayuntamiento se empeña en derribar monumentos y cambiar placas de calles. Y yo creo que lo que importa es otra cosa. Que sean transparentes, que la ciudad esté limpia, que las cosas funcionen, que no nos roben...


Y en cuanto a la música. ¿Cómo ve el panorama? ¿Quizá se ha convertido en un producto más de consumo?

La cultura ahora se entiende como algo de usar y tirar. Y en el caso de la música el destrozo es total. La piratería es capaz de acabar con todo. La música es terriblemente frágil y ahora hay mucha gente que quiere crear, pero que no puede vivir de ello. Asumen que esto no es un trabajo, que es algo que se hace los fines de semana , y eso es malo para todos.


Y los peor parados son los músicos jóvenes. 

Yo ya estoy amortizado, esto afecta a quienes están empezando. Y no culpo al consumidor, pero hay que explicar a los jóvenes que están matando a sus músicos.


Pero descargar música ilegalmente es tan sencillo que se ha olvidado que hay alguien detrás que merece cobrar por su trabajo.

Cuando yo era crío, robábamos la luz y el teléfono. Si lo puedes hacer, lo haces. Tiene que haber medidas para impedirlo. Y a nivel europeo. Pero hay un desinterés absoluto por la cultura, con cosas como el 21% de IVA. Y la ley de propiedad intelectual que prepara la UE nunca acaba de llegar.


Al menos, usted sigue llenando en sus conciertos. 

Sí, hay un público fiel. Hay mucha gente que disfruta con este tipo de citas.


En 50 años caben varias generaciones de fans. ¿Se nota ese relevo generacional?

Se nota. En tantos años, hay canciones conocidas en distintas décadas, y la gente se acumula. Miran para atrás, descubren otros temas que no conocían, y también siguen ahí con las canciones que llegan después.


¿Qué tienen sus canciones?

La gente se reconoce en ellas. Cada generación tiene su música, pero hay algo supregeneracional: las emociones, la familia...


Y la buena música, más allá de épocas y estilos.

La música es el arma de comunicación más poderosa que existe. Hace poco descubrieron que lo último que olvidan los enfermos de Alzhéimer es la música. Y yo recuerdo que a mi madre, ya muy mayor, le ponían pasodobles a todo volumen en la residencia. Y ella, que ya ni me conocía, movía la cabecita al ritmo de la música.


¿Cómo va a ser el concierto de este sábado en Zaragoza?

Muy entretenido. La gira está funcionado muy bien. Son dos horas y cuarto de concierto, que empiezan con las canciones asturianas, luego las de amor...


Y así hasta resumir 50 años de canciones. Pero es que Víctor Manuel no para. Esta gira está aún en marcha y ya anda preparando otra con Ana Belén, Serrat y Miguel Ríos por el 20 aniversario de 'El gusto es nuestro'.

Trato de no parar, de que se me ocurran cosas. La gira de 'El gusto es nuestro' la hemos puesto en marcha en dos meses y estamos encantados con la respuesta. La idea, en realidad, salió de la compañía que editó ese disco y que nos preguntó si había material nuevo. Nosotros no lo habíamos pensado, pero nos lo planteamos, hablamos... y aquí estamos.

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