EDUARDO ALADRÉN

"El timbre y la naturalidad de Pavarotti eran inimitables"

El cantante aragonés, radicado en Alemania tras siete años en Estados Unidos, acaba de hacer 'Carmen' en Saarbrucken y pasará unos días visitando a la familia en Zaragoza.

El tenor Eduardo Aladrén, interpretando 'La fuerza del destino'.
"El timbre y la naturalidad de Pavarotti eran inimitables"
HERALDO

Siete años en Estados Unidos. Se dice pronto. ¿Se hartó del modo de vida americano?

A finales del año pasado, decidí regresar. Llevaba tiempo pensando en un retorno a Europa, aunque fuera paulatino. Me fui a estudiar hace siete años con una beca: en los teatros europeos no me conocía nadie, tampoco en las agencias. Pasé tres meses de audición en audición. Desde el principio pensé en Alemania, aquí las cosas se mueven más. Estos días estoy con 'Carmen' en Saarbrücken, aunque vivo en Mannheim, está muy bien ubicado, y cerca de Fránkfort, muy conveniente para los viajes. Planeo estar dos o tres años por aquí, y luego me gustaría radicarme de nuevo en España. En Alemania la crisis se nota menos en nuestro sector.

Los contratos han ido apareciendo. ¿Trabaja con varias agencias?

Ahora mismo, con cuatro, además de otra en Estados Unidos, porque mi idea es seguir yendo allá puntualmente. En abril del año que viene, por ejemplo, estaré con la Sinfónica de las Américas en Miami. Pero aquí han funcionado las cosas: primero fue el 'Tabarro' de Puccini en Bayreuth, el pasado mes de marzo; luego, dos meses y medio en el festival del castillo de Schwerin, con 'La fuerza del destino'. Ahora, tras 'Carmen', tengo contratos para este año y el que viene en Heidelberg, Bremen, Wiesbaden? La mayoría son conciertos con orquesta.

Usted es zaragozano, con familia a orillas del Ebro y en Longares. Cuando se reubique en España, ¿tratará de mantener el contacto con la escena lírica local?

Ya hice 'La Traviata' el año pasado en el Auditorio, y me encantará volver siempre que sea posible, claro que sí. Ahora voy unos días en septiembre a ver a la familia y los amigos, y estaré en Longares. No es fácil mantener el contacto, pero trato de no descuidar ese punto. Además, sigo teniendo una relación estrecha con mis profesores zaragozanos, sobre todo Liberto Sánchez, que sigue repasando partituras al piano conmigo cuando tengo un nuevo reto.

Usted es licenciado en Ingeniería. ¿Cuándo le llegó la vocación canora?

Fue una etapa interesante en mi vida. Trabajé dos años en Aragonesa de Aplicaciones y Técnicas Eléctricas, antes de que la ópera se cruzase en mi vida en el Conservatorio de Zaragoza. Fueron años complicados, trataba de hacer todo a la vez, pero no me daba el tiempo y tuve que tomar una decisión. Me marché a la Escuela Superior de Canto de Madrid y dije aquello de "mamá, quiero ser artista". En la empresa se portaron de maravilla, me dejaron la puerta abierta, pero luego salió una beca para la Universidad de Indiana, y ya no volví atrás.

Iba para dos años, y la cosa se alargó?

Era lo que duraba el posgrado, pero salió el contrato con la Ópera de Palm Beach: dos temporadas y muchos papeles. Luego me fui a Miami, perfeccioné mi técnica y empezó a salir mucho trabajo, desde operetas en castellano a zarzuelas. Pasaron otros tres años y me vi en la disyuntiva de reubicarme en Nueva York o regresar a Europa, que me apetecía más. A mi novia, que es cellista, también la seducía la idea y viene ahora a reunirse conmigo en Alemania.

¿Qué tal vive un cantante lírico?

Sobrevivir es fácil, pero hay que invertir en clases, pagar viajes para las audiciones... Ahora tengo un nivel de ingresos que me permite vivir tranquilo, y creo que elegí una profesión que da muchas satisfacciones.

¿Con quién se queda de los maestros de siempre?

Soy 'pavarottista', aunque admiro a Plácido Domingo y al Carreras joven, son sensacionales. Pero de Pavarotti destaco la belleza del timbre y la extrema naturalidad de su canto: era inimitable. De los nuestros me encanta Isaac Galán: es un buen amigo, compañero de estudios por un tiempo además, y tiene una voz excelente. Eugenia Enguita también está haciendo una carrera muy notable, y Chausson es un maestro para todos. También quiero citar a la figura de Santiago Sánchez Jericó.