Y la fiesta no se ha acabado

La gestualidad queda a cargo de Enrique y, en menor medida, de Gonzalo. A Pedro, Joaquín y Juan les llamean los ojos, y la fiereza le sale por las manos.

Chavales, la fiesta no se ha acabado. Vuestros cinco Héroes favoritos volvieron a cumplir la misión ayer: Operación Zaragoza, éxito absoluto. Lo que pasa es que el estilo de los muchachos es el contrario al de las películas de acción. En vez de evitar que explote la bomba, se convierten en una espoleta quíntuple, una hidra desatada. Sin muchas florituras: la gestualidad queda a cargo de Enrique y, en menor medida, de Gonzalo, sin que ello vaya en perjuicio de su desempeño individual. A Pedro, Joaquín y Juan les llamean los ojos, y la fiereza le sale por las manos: sus instrumentos hablan en escena.

Ayer habló el público. No ha lugar a comparaciones: el estilo de los zaragozanos es zaragozano. Cálido, ferviente, exigente como pocos. Satisfecho ayer, a tenor de lo visto. Demasiadas caras de satisfacción suelen indicar complacencia colectiva. Susana, una asturiana de 27 años, lo resumía en una frase que ya se ha oído mucho en las siete citas de la gira: “Valió la pena”.

La Zaragoza de sangre azul acudió en pleno: el alcalde, la cupletera, el presidente de club de fútbol, el guardameta retirado, algunas rubias de escándalo agitando sus joyas, miles de camisetas negras con la marca de los bestias (nada que ver con el 666: es que son unos bestias) poniendo en jaque a sus pulmones y sus corazones.

Supongo que a algunos de los que honráis con vuestras pupilas este espacio con cierta frecuencia os extrañarán algunos adjetivos (que hoy ando adjetivador, vaya usted a saber porqué) o situaréis mis palabras en el universo de las hipérboles. No os falta razón, realmente. Es que esta gira es una hipérbole absoluta, desde los montajes a las resoluciones, desde las pruebas a la cristalización de un repertorio que sigue gozando –fue el mismo de Los Ángeles, el que ayer previmos con tino en este mismo espacio- del balance y la curva de emociones más adecuada.

Cuando parece que va demasiado tierno, se enrabieta. Cuando está con la vena hinchada (si un repertorio tuviera cuello, se le hincharía la vena en uno de los segmentos de este concierto “heroico”), se le baja un punto de intensidad y se le sube varios de calidez. Y la gente, que en Zaragoza nunca está del todo predispuesta al aplauso gratuito, responde. Vaya si responde.

Os dejo unas foticos. Con desinencia de la tierra: aquí todo es –ico, sobre todo cuando hay cariño.

- Ir al especial 'Héroes del Silencio: gira 2007'.

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