España es el quinto país con la mayor tasa de ciudadanos con adicciones

El ranking internacional se elaboró ponderando los consumidores habituales de tabaco, bebidas alcohólicas y drogas ilegales.

Imagen de archivo.
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Pixabay

España es una potencia mundial en un ranking tan poco atractivo como el de las adicciones a toda clase de sustancias lesivas para la salud física, mental y comunitaria. En concreto, se trata del quinto país con la mayor tasa conjunta de habitantes con adicciones al tabaco, las bebidas alcohólicas o las sustancias estupefacientes ilegales.

El muy dudoso honor de encabezar este listado planetario de mayores consumidores problemáticos de drogas corresponde a Letonia, seguida de su vecina Estonia y ambas escoltadas muy de cerca por Austria y Luxemburgo. En el quinto lugar hay un empate entre España y Francia, según las tablas elaboradas con datos extraídos de organismos de referencia internacional, especialmente la OCDE, por Universal Drugstore, una de las principales farmacias de venta 'online'.

Para ordenar la clasificación se han tenido en cuenta tasas que permiten cuantificar cada una de las tres adicciones, que, una vez ponderadas, han arrojado una puntuación final de cero al diez. El grado de consumo excesivo de tabaco, tanto de cajetillas tradicionales como de cigarrillos electrónicos, se ha establecido con el porcentaje de fumadores diarios mayores de 15 años en cada estado. La dependencia del alcohol se fija por los litros de bebidas de esta clase ingeridos de media por cada ciudadano del país en un año. Y la tasa de personas enganchadas a sustancias estupefacientes se establece con el porcentaje de población con trastornos derivados del consumo de drogas ilegales como la cocaína, los opiáceos y el cannabis que hay en cada territorio.

España ocupa esta posición internacional relevante porque su porcentaje de fumadores habituales roza el 20% (el sexto más alto del planeta), porque es el noveno país con mayor cantidad de litros de bebidas alcohólicas consumidos por habitante, unos 10,5 por persona y año, y, sobre todo, porque tiene un 1,6% de la población con serios problemas de adicción a estupefacientes ilegales, lo que le coloca en el cuarto puesto de este subgrupo.

Los estados que despuntan en cada una de las clasificaciones son Letonia, el país con más bebedores excesivos, pues sus ciudadanos según la OCDE ingieren algo más de doce litros de alcohol per cápita al año; Indonesia, con un tercio de sus vecinos enganchados al hábito tabáquico; y Estados Unidos, el país con mayor tasa de habitantes con trastornos provocados por la adicción a drogas ilegales. Según el análisis, un 3,4% de los estadounidenses mayores de 12 años, unos doce millones, padecen un consumo problemático, algo más del doble que en España.

A los malos datos de nuestro país contribuye que es uno de los territorios con la mayor tasa de fumadores adolescentes, un hábito que tiene el 25% de las chicas y el 18% de los chicos, y con una alta proporción de tabaquismo entre las mujeres adultas. Las generaciones más jóvenes, según demuestran las últimas estadísticas de Sanidad, están llegando a las cajetillas principalmente a través de los cigarrillos electrónicos y vapeadores.

Líder en psicofármacos

La posición poco satisfactoria de España podría ser aún peor si los autores de la clasificación internacional hubiesen tenido en cuenta las tasas de consumo de antidepresivos, somníferos y de todo tipo de psicofármacos con o sin receta. El aumento de uso de esta gama de potentes medicamentos en la última década es del 40%, con unos tres millones de españoles que toman uno o más comprimidos de esta clase a diario. El volumen de consumo es tan relevante que es ya el más alto de Europa.

El ranking internacional tampoco tiene en cuenta las bautizadas desde hace años por los especialistas como adicciones sin sustancia, entre las que destaca el juego. El último estudio del Ministerio de Consumo calcula que más de 350.000 españoles, sobre un 2% de todos los que participaron en juegos de azar el último año, están en riesgo de ser jugadores problemáticos o patológicos, pues cumplen con al menos cuatro de los nueve rasgos que delatan este problema.

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