Política

PP y Vox retoman en Galicia un pulso que el 23-J restó siete escaños a Feijóo

El líder de los populares ha instado sin éxito a Abascal a no presentarse a las gallegas ante sus nulas posibilidades de lograr representación.

MADRID, 28/01/2024.- El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante la concentración convocada por el Partido Popular en la Plaza de España en Madrid en contra de la amnistía para los independentistas catalanes, y en "defensa de un país de ciudadanos libres e iguales". EFE/ Víctor Lerena
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante la concentración del Partido Popular en la Plaza de España en Madrid en contra de la amnistía, este domingo.
VICTOR LERENA

Partido Popular y Vox no comparten, ni de lejos, la definición de lo que es un voto útil y del terremoto que puede desencadenar. Ya tras las pasadas generales del 23 de julio el PP acusó a los de Abascal de haberle restado votos fundamentales en favor de las fuerzas de la izquierda y el independentismo. Y de haberlos conseguido, se sostiene en la sede nacional de Génova 13, hoy su rival común Pedro Sánchez no seguiría en la Moncloa. Según un documento interno, al que tuvo acceso este periódico tras el 23-J, si en siete de las circunscripciones donde Vox no obtuvo representación -Pontevedra, La Rioja, Burgos, Albacete, Girona, Lleida y Tarragona- se hubiese elegido la papeleta del PP, los conservadores habrían tenido un escaño extra por cada una de ellas.

Esta controversia ha revivido a lo largo de la última semana tras la petición de Alberto Núñez Feijóo a Santiago Abascal para que no se presenten a las elecciones gallegas del 18 de febrero con el fin, siempre según el criterio del líder del PP, de no favorecer un Gobierno de coalición izquierdista formado por los nacionalistas del BNG y los socialistas. La petición de Feijóo, en cualquier caso, cayó en saco rato y Vox formalizó sus listas en las cuatro circunscripciones en disputa, por mucho que en casi ninguna vaya a poder rebañar siquiera un escaño con el que aspira a resultar decisivo de no revalidar los populares la mayoría absoluta por quinta vez consecutiva.

Uno de esos diputados que bailaron entre ambos partidos en las generales hasta el minuto final del recuento estuvo en Pontevedra, la misma provincia junto a La Coruña en las que ahora izquierda y derecha se vuelven a jugar la presidencia de la Xunta, según apuntan algunas encuestas.

César Calderón, fundador y CEO de la consultoría política y de comunicación Redlines, considera que los argumentos de Feijóo frente a Abascal sí se corresponden con la realidad. "Lo más probable es que en estas elecciones Vox tampoco pase de ser elemento exótico, pero si durante la campaña los números se aprietan, cada sufragio que Vox consiga en las urnas gallegas y no cristalice en escaño, es decir, probablemente todos ellos, serán en realidad un voto en favor de un gobierno presidido por el BNG y con los socialistas como socios", señala.

Ignacio Garriga, secretario general de Vox, defendió el pasado lunes que las opciones de su partido pasan por pelear un escaño al BNG en La Coruña y Pontevedra, dos representantes que les daría la oportunidad de entrar en el Gobierno de la Xunta. Calderón, en cambio, cree que este argumento no se sostiene. "Vox -resume el analista- está tan lejos de conseguir escaño en Galicia como Podemos, sus posibilidades de lograr representación son cercanas a cero".

La izquierda se frota las manos viendo como las fuerzas de la derecha se enfangan en un cruce de acusaciones, pero tampoco el panorama entre los progresistas permite lanzar cohetes porque Vox concurra a las elecciones. También lo hará Podemos, tras rechazar su militancia integrarse en las listas de Sumar. En 2020 se presentaron unidos en coalición y cosecharon algo más de 51.000 votos que ahora se diluirán también entre dos candidaturas que pugnan por convencer a un mismo electorado izquierdista.

Terreno yermo para Vox

Para acceder al Parlamento gallego la ley electoral regional establece que cada partido debe obtener al menos un 5% de los votos en una provincia. Según el CIS publicado el pasado miércoles tanto Vox como Podemos se quedarían muy lejos de este umbral en cada una de las cuatro circunscripciones en disputa.

Al margen de la estrategia política, el llamamiento de Feijóo se apoya en la nula presencia de Vox en Galicia, cuyo bagaje se reduce a una única concejal en el ayuntamiento orensano de Avión. En las pasadas autonómicas los de Abascal obtuvieron un 2,5% de los votos. En las generales de julio escalaron hasta el 4,8% pero se quedaron igualmente sin representantes en el Congreso. A modo de comparación en Euskadi, el otro terreno hostil para Vox, la formación está representada por un parlamentario en la cámara de Vitoria.

César Calderón da varias claves para explicar el problema de Vox en Galicia. La primera es que el votante gallego "tiende a optar por el partido que más opciones tiene de lograr la presidencia de la Xunta". La segunda radica en que "si existe una región que realmente ha aprovechado su autonomía para mejorar en todos sus indicadores de bienestar, esa es Galicia, por lo que el mensaje centralista de Vox causa rechazo incluso entre los votantes más conservadores". Y por último, concluye el analista político, "existe un partido conservador que habla en gallego y piensa en gallego, por lo que los mensajes importados desde la meseta y expresados con el acento madrileño de Vox no son siquiera tenidos en cuenta".

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