La vicepresidenta Montero se asoma al vacío en plena negociación de los Presupuestos

La ministra de Hacienda reprocha al PP la "paradoja" de vetar los objetivos fiscales mientras definen sus cuentas autonómicas con el margen del Estado.

María Jesús Montero, este miércoles durante su intervención en el pleno.
María Jesús Montero, este miércoles durante su intervención en el pleno.
EFE

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, comprobó ayer el vértigo al que se enfrenta el Gobierno ante cada votación en esta legislatura y lo que le puede venir con la tramitación de los Presupuestos. La sesión de ayer fue solo un aperitivo de lo que le espera al Ejecutivo cuando tenga que enfrentarse a la gran prueba de fuego que deberá superar en pocas semanas, cuando las cuentas públicas para 2024 tengan que ser presentadas, negociadas y finalmente ratificadas en la Cámara baja.

El de Presupuestos es el proyecto de ley anual más importante para el Gobierno de turno. Y no solo de año en año, sino porque su aprobación implica un espaldarazo con el que cualquier Ejecutivo puede sobrevivir a base de prorrogarlos hasta las siguientes elecciones generales. Por eso, Montero insistió ayer en presentar la votación sobre los objetivos de estabilidad (déficit y deuda públicos) como una cuestión de apoyo a la ciudadanía, y no de supervivencia del Ejecutivo.

La ministra de Hacienda apuntó directamente al PP insistiéndoles en que «posicionarse en contra» de esta senda de estabilidad en la que se fijan nuevos objetivos de déficit (un 3%) y deuda (un 106,3% sobre el PIB) «supone» en realidad «una menor capacidad de gasto en los territorios». Y ahí apuntó al conjunto de comunidades autónomas gobernadas por los populares (todas excepto País Vasco, Navarra, Cataluña y Canarias), cuyos presidentes han rechazado la senda fiscal marcada por Hacienda. «Que expliquen por qué someten a sus comunidades autónomas a una mayor asfixia económica» que la que tendrían con los actuales límites marcados por el Estado. E insistió en preguntarles «por qué rechazan ser más flexibles de lo que teníamos previsto inicialmente. Por qué votan en contra de prestar mejores servicios en vivienda, sanidad o educación» en esas regiones.

Montero sacó a relucir lo que denominó como «la paradoja de por qué votan en contra de los objetivos fijados por las comunidades autónomas en sus propios presupuestos». Y puso el ejemplo de Andalucía, donde la Junta está preparando su proyecto presupuestario «con un objetivo de déficit del 0,1%» mientras votan en el Congreso en contra de ese límite. «Están haciéndose una autoenmienda en los territorios donde gobierna el PP», zanjó.

Camino plagado de baches

La votación de los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública para el conjunto de las administraciones era un primer paso en la tramitación de los Presupuestos de 2024. El Gobierno de coalición contaba con apoyos suficientes para superar este trámite, pero el PP puede tumbarlos cuando haya que debatirlos en el Senado. Exactamente el mismo camino que pueden recorrer las cuentas públicas cuando lleguen a la Cámara baja: aval del Congreso, previa negociación in extremis con todos los grupos; y enquistamiento temporal en el Senado, que se encuentra controlado por la mayoría absoluta de los populares.

La intención de Hacienda es aprobar los Presupuestos antes de abril. Para ello ya tiene listo el límite de gasto no financiero, que se eleva a 199.120 millones de euros, un 0,5% más con respecto al ejercicio anterior.

En la última reunión del Consejo de Política Fiscal con las comunidades, Hacienda propuso un déficit del 3% en 2024 para el conjunto de las Administraciones, del 2,7% en 2025 y del 2,5% en 2026. En el caso de las regiones se estableció un objetivo del 0,1% para 2024.

Para los ejercicios de 2025 y 2026, las comunidades buscarán el equilibrio presupuestario. En el caso de las entidades locales, también se acordó este mismo objetivo hasta 2026.

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