Los cambios de voto en Cataluña, Castilla-La Mancha y Andalucía, claves el 23-J

El resultado de las próximas elecciones generales podría depender de si cientos de miles de catalanes, castellano-manchegos y andaluces votan distinto respecto a los comicios autonómicos.

Electores depositando su voto en el colegio Cantín y Gamboa, en el centro de Zaragoza
Los cambios de voto en Cataluña, Castilla-La Mancha y Andalucía, claves el 23-J
Francisco Jiménez

El resultado de las elecciones del 23-J podría depender de si cientos de miles de catalanes, castellano-manchegos y andaluces vuelven a votar distinto en unos comicios generales respecto a los autonómicos y municipales.

Son diversos los factores que hacen imposible trasladar automáticamente el resultado del 28-M al 23-J, entre los que se encuentran los cambios en la oferta electoral, el papel de la participación o el paso de concejales y parlamentarios autonómicos a escaños.

Aún así, es cierto que, salvo en una sola ocasión, el ganador de las elecciones municipales y autonómicas ha coincidido siempre, en la democracia española, con el de las generales más próximas. Y además, ese ganador ha gobernado el país.

La excepción a esta regla ocurrió entre 2007 y 2008. En las municipales de 2007, el PSC logró en Cataluña el 32% de los votos, algo más de 900.000. En las elecciones generales siguientes, en Cataluña, superó el 45%, con 1.672.777 votos. Posiblemente, una parte del nacionalismo moderado se pasó al voto socialista.

Ese cambio en el resultado en Cataluña a favor de los socialistas fue determinante para que, después de que los dos grandes partidos empataran en votos en las municipales de 2007, en lo que parecía ser un indicio de decadencia para el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE obtuviera la victoria en las generales de 2008, con casi cuatro puntos más que el PP en el resultado nacional. Zapatero siguió gobernando.

En 2023, en Cataluña, los socialistas han mejorado en 3 puntos su porcentaje de voto respecto a las generales de 2019. Todo parece indicar que la apuesta de Pedro Sánchez es construir otra excepción a la regla. Y hacerlo a partir de una mejora sustancial de su resultado en Cataluña, que en buena medida debería lograr absorbiendo votos de otras formaciones.

Castilla-La Mancha 

El problema para Sánchez es que el caso de divergencia entre el voto en las autonómicas y las generales más habitual lo constituye Castilla-La Mancha.

Y allí, legislatura tras legislatura, los socialistas mejoran mucho su resultado en los comicios regionales respecto a las generales. Por ejemplo, obtuvieron 476.500 votos en las autonómicas de 2019 y bajaron a 360.000 en las generales de ese mismo año.

En las autonómicas de 2023 el socialista Emiliano García Page ha salvado su mayoría absoluta con 483.500 votos. Falta por saber si el 23 de julio de 2023 se repetirá lo que sucedió en noviembre de 2019, cuando el bloque conservador recuperó cien mil votos y diez puntos porcentuales sobre la izquierda.

Andalucía

Pero lo más determinante será lo que suceda en Andalucía, dado que la mayoría absoluta del PP madrileño, también muy distinta del resultado surgido de las generales del 2019, parece inamovible en estos momentos.

En Andalucía, la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) en 2022 supuso un vuelco respecto a 2019 y la pérdida del granero de votos socialista que siempre fue la comunidad sureña. Analistas consultados por EFE señalaban un 10% de transferencia de voto del PSOE al PP.

Si en las generales de 2019 la suma del PP y Cs llegaba a un 29% de los votos, con el PSOE en un 33%, en 2022 los populares lograron un 43% de los sufragios, frente a un 24% de los socialistas (y un 3% de Cs).

Esta derrota sin paliativos no ha sido tan brutal en 2023, cuando la diferencia entre populares y socialistas se ha recudido a cinco puntos (a favor del PP). Los socialistas han logrado un porcentaje similar al de 2019.

De modo que, aunque no puede decirse que el 28-M haya sido glorioso para los socialistas (por no hablar de las otras formaciones de izquierda), lo cierto es que si se repite el resultado de las autonómicas de 2022, sería mucho peor.

En este caso, lo que el Gobierno quiere es regresar a un escenario lo más parecido posible al de 2019. Para ello, cientos de miles de andaluces tendrían que votar diferente en las generales que en las autonómicas de 2022.

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