La ola contra Sánchez da la vuelta al mapa político y enfila a Feijóo hacia la Moncloa

El PP inflige una severa derrota al presidente, que ve comprometido el final de la legislatura, y recupera Valencia y bastiones socialistas pendiente de Vox.

Cientos de militantes del PP celebran el resultado electoral delante de la sede nacional del partido, en la calle Génova de Madrid.
Cientos de militantes del PP celebran el resultado electoral delante de la sede nacional del partido, en la calle Génova de Madrid.
AFP

Una potente ola 'antisanchista' ha barrido este 28-M el mapa político español provocando un vuelco que hace fuerte al centroderecha y su ala más extrema en todo el país, salvo Cataluña y el País Vasco, acelerando la sensación ambiental de cambio de ciclo y que enfila a Alberto Núñez Feijóo hacia la Moncloa a medio año de las generales. Si el jefe de filas del PP planteó desde su aterrizaje en Génova estas municipales y autonómicas como un primer plebiscito para "derogar" la política de su rival, el presidente del Gobierno recogió el guante asumiendo el protagonismo en una campaña que acabó resultando muy inhóspita para sus intereses por la presencia de exetarras en las listas de Bildu y los intentos de amañar el voto.

El resultado final ha sido una debacle sin paliativos del PSOE, que entroniza a su rival en su bautismo en unas elecciones de ámbito nacional. Asimismo, evidencia que las mayorías de Isabel Díaz Ayuso en Madrid en 2021 y de Juanma Moreno en Andalucía el pasado junio representaban la ebullición de un descontento social que ha terminado estallándole a un Gobierno de coalición este 28-M del que Podemos sale muy dañado.

El acreditado manual de resistencia de Pedro Sánchez ha naufragado en el estreno de su pugna con un Feijóo que devolvió este domingo al PP, después de siete años de sinsabores electorales, la pérdida de la Moncloa vía moción de censura y una traumática crisis interna, al balcón de las jornadas victoriosas del PP en las urnas. El dirigente gallego, que lleva una década larga sin saber lo que es perder, compareció ante los suyos, enfervorizados, junto a una Díaz Ayuso que alcanzó -con ganas- su ambicionada mayoría absoluta en Madrid tirando hacia el mismo triunfo a José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de la capital.

Todo fue sobre ruedas en esta jornada electoral para los populares, salvo por la paradoja -espinosa en las negociaciones que se avecinan- de que el auge de Vox que le permite sumar para desbancar a los socialistas en las comunidades más reñidas le ha impedido meter la distancia con la extrema derecha que Feijóo quería para depender lo mínimo de ella. El mapa se tiñó de un intenso azul Génova con cifras alarmantes para los intereses electorales de Sánchez y la credibilidad de su Ejecutivo de coalición en lo que resta de legislatura.

Ganadores y perdedores

Los socialistas han pasado de ganar los comicios municipales de 2019, los que sancionaron la victoria de su líder en las primeras generales de aquel año, con millón y medio de votos de distancia contra el PP de Pablo Casado a que Feijóo le haya dado la vuelta a la sartén imponiéndose por 750.000 sufragios mejorando resultados en el conjunto del país y triplicando su hegemonía en las capitales de provincia haciéndose con una treintena de ellas.

Fue un escrutinio que los populares redondearon con una cosecha autonómica por encima de sus expectativas: a la espera de los pactos, con Vox empoderado, reconquistan la Comunidad y el Ayuntamiento valencianos, la joya de la corona de la noche, se imponen en La Rioja, Cantabria, Baleares y Aragón y vencen en el fortín socialista de Extremadura, donde la recién llegada María Guardiola propina una sonora derrota a Guillermo Fernández Vara. Emiliano García-Page, el barón más crítico con Sánchez, ha retenido, con sudores fríos, Castilla-La Mancha. Un consuelo para un PSOE que pierde el feudo sentimental de la Sevilla histórica del 'felipismo' y que ni siquiera logró anteponerse en Barcelona a Xavier Trias.

Los casi 1,8 millones de papeletas ganados por los populares se corresponden de manera casi mimética con los que atesoraba un Ciudadanos que queda sentenciado a muerte; un vaciamiento que permite a Feijóo interpretar que su apuesta por crecer en las urnas por el centro ha recibido la recompensa ambicionada. Y, sin embargo, el empuje del PP no ha frenado a un Vox que cosecha 700.000 votos más que hace cuatro años y se afianza en los parlamentos regionales con opciones de condicionar al partido dominante de la derecha.

Todo lo contrario que le ha ocurrido a Podemos, estrellado en su intento de aguantar en un escenario adverso por la fragmentación en las izquierdas y cuyo declive, unido al de otras formaciones como Más País y la decepcionante tercera posición de Ada Colau en Barcelona, comprometen la alternativa que pretende construir con Sumar la vicepresidenta Yolanda Díaz ante las generales de final de año. Quienes sí se han beneficiado de sus acuerdos con el Gobierno en Madrid es EH Bildu, vencedora por primera vez en una plaza tan simbólica como Vitoria, triunfante en Guipúzcoa y Pamplona y decisiva -un caramelo envenenado- para que el PSOE conserve el Gobierno de Navarra.

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