Miguel Ángel Revilla, contra las cuerdas

El líder del PRC, en un escenario adverso con un PP al alza y con opciones de ganar, aspira con 80 años a su quinto mandato en Cantabria.

Miguel Ángel Revilla
Miguel Ángel Revilla
EP

Hablar de Cantabria es hacerlo del mediático presidente Miguel Ángel Revilla (Salceda, 1943), que busca su quinta y quizá más difícil presidencia con 80 años recién cumplidos. Lo hace en horas bajas, muy debilitado según la encuesta del CIS, al pasar de los 14 escaños a sólo 6-7, lo que dejaría al Partido Regionalista de Cantabria (PRC) como tercera fuerza por detrás del PP y el PSOE, su histórico aliado en sus cuatro legislaturas al mando.

Pese al lógico desgaste que lleva implícito gobernar y varapalos como el reciente escándalo del 'caso carreteras' -amaño en adjudicaciones públicas que se llevó por delante a su consejero de Obras Públicas-, asegura que sigue teniendo cuerda para rato y que parar los pies a Vox, que no llegue al Gobierno regional de la mano del PP, es uno de sus grandes alicientes. Es su "única línea roja", ha advertido. Atentos al adjetivo "única" que en una comunidad tan fragmentada y compleja en lo político puede ser determinante a la hora de conformar las alianzas postelectorales. Dicho de otro modo, ¿el PRC podría pactar con un PP al alza en lugar de hacerlo con los socialistas si con ese pacto evita que Vox llegue al poder?

Lo que todo el mundo descarta es que pueda reeditarse la carambola que llevó a Revilla al poder hace 20 años. En aquella ocasión quedó tercero, con apenas 8 escaños, y fue investido presidente tras un acuerdo con el segundo, el PSOE. Ahora, la lista más votada será predominante para cualquier acuerdo, ya sea con los populares o los socialistas. La clave es sumar 18 escaños, cifra que da la mayoría absoluta de la Cámara (tiene 35). Y si el PRC queda relegado a la tercera posición, Revilla comenzará a conjugarse en pasado. Su adiós será un hecho.

Cuatro veces presidente

Guste o no, hablar de Cantabria es hablar de Miguel Ángel Revilla porque, entre otras cosas, ha sido cuatro veces presidente de la comunidad. Y de ellas, paradójicamente, sólo en una ganó las elecciones: las de 2019. En las otras tres ocasiones (comicios de 2003, 2007 y 2015) no. Llamativo fue el caso de hace veinte años, cuando su partido apenas logró 8 de los 39 escaños en juego y el PSOE, para evitar que el PP gobernase, le cedió a él la presidencia (un pacto muy al estilo nórdico).

Todo dio un vuelco hace ahora dos décadas. No hay que olvidar que antes de ser presidente, en las legislaturas 1995-1999 y 1999-2003, fue vicepresidente y consejero de Obras Públicas, Vivienda y Urbanismo del Ejecutivo cántabro en un gobierno de coalición con el PP. De ahí las suspicacias creadas que en determinados sectores socialistas sobre la política de pactos tras el 28-M. Un partido, el PSOE, que volverá a estar liderado por el vicepresidente del Ejecutivo, Pablo Zuloaga.

El partido se jugará a cara de perro y se decidirá por detalles. Será una moneda al aire. Según el consenso de todas las encuestas, la victoria será para la popular María José Sáenz de Buruaga, que subiría con fuerza al pasar de sus actuales 9 escaños a la horquilla 12-13, según el CIS. Su problema es que para alcanzar la mayoría absoluta, 18, necesitaría pactar con Vox, que duplicaría sus resultados, con 4 ó 5 escaños. Ojo, pactar con Vox... o con el PRC. No hay más alternativa porque Ciudadanos, que en la actualidad tiene tres escaños, está condenado a desaparecer.

El PSOE, por su parte, subiría de 7 a 8 ó 9, mientras que la coalición formada por Podemos e IU obtendría entre 2 y 3, siempre según el CIS. Desde el punto de vista de bloques ideológicos, la pugna será a cara de perro y se decidirá por detalles. ¿Cómo sumar 18? Cuatro posibles fórmulas: PP más Vox; PP más PRC; PSOE más PRC y Unidas Podemos-IU o el PRC más PSOE y Unidas Podemos-IU, con Revilla de presidente.

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