Fallece Enrique Patón, torero y empresario catalán, a los 77 años

El catalán ha fallecido, al parecer, a causa de una larga enfermedad.

Imagen de archivo de Enrique Patón en la Plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza.
Imagen de archivo de Enrique Patón en la Plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza.
Carlos Moncín

El matador de toros y empresario catalán Enrique Patón ha fallecido este viernes en Barcelona a los 77 años a causa de una larga enfermedad, ha confirmado a Efe el también empresario Simón Casas, del que fue socio muchos años.

"Ahora mismo estoy destrozado porque Enrique era mucho más que un socio. Me acompañó en mis inicios en esta profesión y, al cabo de los años, se llegó a convertir en uno más de mi familia. Es una pérdida irreparable porque, además de un gran profesional, era una persona fantástica", señala el productor francés.

Enrique Patón (Figueras, Barcelona, 1943) fue uno de los nombres más importantes de la Cataluña taurina de la década de los 70, un torero que toreó innumerables veces en la Barcelona donde alternó con las principales figuras de la época y llegó a ser un personaje muy querido por la afición tanto por el concepto de su toreo como por su propia personalidad más allá de los ruedos.

Porque en sus inicios, Patón compatibilizaba su formación taurina -estuvo 9 años de becerrista hasta que debutó con caballos- con sus estudios de Bachiller, lo que hizo que adquiriera unos conocimientos que le hicieron codearse con lo más granado de la esfera social y la cultura catalana de la época, como el pintor Salvador Dalí, del que fue muy amigo.

Con tan solo 13 años mató su primer becerro, en 1965 se produjo su presentación con picadores en la plaza de Sant Feliú de Guixols y un año más tarde logró abrir la Puerta Grande de Las Ventas en la tarde de su debut en Madrid.

Tomó la alternativa en la Monumental de Barcelona el 3 de septiembre de 1967, con Antonio Borrero "Chamaco", el gran ídolo de la afición catalana de padrino, y con Francisco Rivera "Paquirri" de testigo, en una tarde en la que abrió cartel el rejoneador Álvaro Domecq.

Después de diez años como matador de toros decidió colgar el traje de luces también en el coso barcelonés, durante la Feria de la Merced de 1977, en una corrida en la que alternó con su paisano catalán Joaquín Bernadó y Dámaso González, torero, este último, al que años después llegó a apoderar.

A pesar de dejar de torear nunca se desvinculó del mundo de los toros, y fue a raíz de conocer al también torero y empresario Simón Casas cuando se abrió para él una nueva etapa profesional como empresario taurino.

En 1985 debutó como empresario junto a Simón Casas y Roberto Espinosa en la autogestión de la plaza de toros de Valencia, lo que fue el primer escalón a una etapa profesional en la que llegó también a comandar otras plazas de toros importantes como Castellón o Zaragoza, entre otras.

También ejerció como apoderado, a veces en ese trinomio formado con Casas y Espinosa y otras en solitario, llevando las carreras de toreros como Dámaso González, Emilio Muñoz, Curro Caro, Matías Tejela e, incluso, llevó también brevemente a Jesulín de Ubrique el año después de romper con Manuel Morilla. 

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