cambios en el gobierno de coalición

Yolanda Díaz, la elegida de Iglesias para ocupar la vicepresidencia

Abogada laboralista de profesión, la ministra forjó su carrera ligada a la defensa de los derechos de los trabajadores.

Madrid, 15 mar. (COLPISA, Clara Alba)
Abogada laboralista de profesión, la ministra forjó su carrera ligada a la defensa de los derechos de los trabajadores.

«En este último año he puesto todo mi esfuerzo en la protección del empleo y de las personas trabajadoras. A esta labor, siempre de la mano del diálogo social, se une ahora el reto de la Vicepresidencia. Será un honor seguir trabajando en este Gobierno y con @sanchezcastejon». Con este mensaje en su cuenta de twitter, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, confirmaba a última hora de la tarde de ayer su decisión de aceptar la vicepresidencia segunda del Gobierno en sustitución de Pablo Iglesias.

Un movimiento que, según explican fuentes consultadas, el líder de la formación morada llevaba planeando desde hacía tiempo, igual que su decisión de 'colocar' a Díaz como nueva líder de Unidas Podemos. «Puede ser la próxima presidenta del Gobierno», aseguraba este lunes Iglesias en el video con el que anunciaba su decisión.

Su elección no es casual. Díaz ha sido desde antes de su llegada al Gobierno una apuesta personal de Iglesias, gracias a su temple y capacidad para el consenso que ha valido a la ministra el visto bueno de empresarios y, sobre todo, sindicatos.

Abogada laboralista de profesión, la ministra forjó su carrera ligada a la defensa de los derechos de los trabajadores. Su padre, Suso Díaz, fue dirigente comunista y secretario general de CC.OO. Galicia y la propia Díaz militó en el partido comunista de la región y en Izquierda Unida, aunque sus ideas se alinean más con las de Pablo Iglesias que con las de Alberto Garzón.

De hecho, y tras su salida de la formación hace dos años, fue escalando posiciones hasta formar parte del Gobierno de la mano de Iglesias, que además vio en ella una oportunidad para cubrir importantes frentes en su propuesta para la coalición: situar a una mujer en un cargo de relevancia en el Ejecutivo y, de paso, contentar a los sindicatos.

La amistad entre ambos se remonta a solo unos años atrás, durante las elecciones gallegas de 2012 en las que fue elegida diputada del Parlamento bajo el asesoramiento del propio Iglesias. Tras 14 meses al frente de Trabajo, Díaz se ha consolidado como un valor al alza en el 'ala' morada del Gobierno, con otros ministerios promovidos por los morados (Consumo, Igualdad y Universidades) con menos competencias durante la crisis sanitaria.

Su talante menos agresivo y de consenso, al menos en público, ha convencido frente a la crispación y la división interna en el Ejecutivo. Y también ha calado entre patronal y sindicatos, como ponen de manifiesto los acuerdos alcanzados dentro del marco del diálogo social. Todos sentados en la misma mesa para sacar adelante importantes acuerdos bajo su batuta. El primero fue la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), para 2020, que costó a la ministra más de un 'tira y afloja' con la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, y con los propios empresarios. Sin embargo, no logró repetir la subida para este año donde se impuso Calviño.

Pero su papel protagonista en la negociación de los ERTE, así como las sucesivas prórrogas, habrían relajado las tensiones. Otro logro acordado dentro del diálogo social fue la ley del teletrabajo, en la que Díaz demostró su capacidad de negociación ante la rotunda negativa de los empresarios a asumir parte de los costes de los empleados que trabajasen desde casa. Finalmente, su equipo dio un paso atrás para que las negociaciones entre empresa y trabajador por esas compensaciones fuesen voluntarias y bilaterales. Una decisión suficiente para que patronales como CEOE y Cepyme diesen su visto bueno a la regulación. Trabajo también avanza en la futura reforma laboral, pieza clave para la llegada de los fondos europeos. Como vicepresidenta segunda del Gobierno, es previsible que ahora tenga más margen de maniobra. Habrá que esperar para comprobar si este punto caliente será el siguiente que Yolanda Díaz tenga que templar con ministros más 'ortodoxos' como la vicepresidenta Calviño.

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