autonómicas valencianas

Ximo Puig repetirá al frente de la Generalitat si reedita el pacto con Compromís y Podemos

El PP es segunda fuerza por primera vez en 24 años. La suma de la izquierda es menor que en 2015.

Ximo Puig, ejerciendo su derecho a voto este domingo.
Ximo Puig, ejerciendo su derecho a voto este domingo.
Efe

El PSPV-PSOE se impuso ayer en unos comicios autonómicos valencianos eclipsados por las elecciones generales y en los que los socialistas sumaron 27 escaños (de un total de 99), dejando muy atrás a la segunda fuerza en Les Corts, el PP, que encara la próxima legislatura con 19 parlamentarios.

El ahora presidente de la Generalitat valenciana, el socialista Ximo Puig, repetirá al frente del Ejecutivo si, como todo parece indicar, logra reeditar el Pacto del Botànic de 2015. Para ello necesitará de nuevo los apoyos de su actual socio de Gobierno, Compromís, el partido liderado por Mónica Oltra, que no le ha favorecido el adelanto electoral y que ha retrocedido de 19 a 17 representantes, así como de Podemos, que también ha visto cómo su presencia en la Cámara valenciana ha menguado. Los morados se quedan con solo 8 escaños. La suma de las tres fuerzas es inferior a la obtenida hace cuatro años y hasta bien avanzado el escrutinio sufrieron por un posible vuelco que no acabó por concretarse.

Ciudadanos, liderado en la comunidad por Toni Cantó, una de las caras más reconocibles de la formación, fue premiado por su feroz oposición durante los últimos cuatro años para crecer hasta los 18 diputados. Mientras tanto, Vox, la otra formación que ha peleado por captar los antiguos votantes populares, ha entrado por primera vez en el órgano legislativo valenciano, donde dispondrá de diez parlamentarios.

Las fuerzas de centroderecha y derecha extrema se quedarían lejos de sumar, ya que un pacto a la andaluza apenas alcanzaría 48 apoyos en una sesión de investidura, menos de la mitad del arco parlamentario. Tampoco cabría la lejana posibilidad de un entendimiento entre el PSOE y Ciudadanos: la suma de ambas fuerzas no alcanza la mayoría necesaria.

El azul que teñía el mapa político en la comunidad vecina de norte a sur se borró anoche para dar paso a un cromatismo radicalmente distinto. Las tres provincias lucen ahora el rojo del PSOE, la formación a la que más ha beneficiado la división del voto: el parlamento valenciano contará con seis colores diferentes, cuando tradicionalmente ha contado con tres y los cinco de esta última legislatura ya resultaron una anomalía.

Debacle del PP

De las tres provincias, ha sido la de Valencia en la que los socialistas obtuvieron más rédito, pues lograron sumar dos diputados más que en 2015.

Una de las principales lecturas de las autonómicas valencianas es el importante retroceso del Partido Popular, en una caída que parece sin frenos y que, en esta ocasión, le lleva a ser segunda fuerza por primera vez desde el año 1995. Lejos quedan las amplias mayorías bajo el liderazgo de Eduardo Zaplana y Francisco Camps, cuando los populares no contaban con oponente y se paseaban ante las urnas para lograr más la mitad de los escaños sin excesivos esfuerzos. Ahora enfrentan una travesía por el desierto castigados por los numerosos casos de corrupción que asolan al partido en las tres provincias y la pujanza de Ciudadanos desde el centro y de Vox desde las posiciones más conservadoras.

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