¿Rebelión o sedición?

Determinar si hubo delito de rebelión o solo de sedición será una de las claves del juicio que hoy comienza a los dirigentes independentistas.

La sala de plenos del Tribunal Supremo, donde tendrá lugar el juicio.
La sala de plenos del Tribunal Supremo, donde tendrá lugar el juicio.
Ángel Díaz/Efe

La clave del juicio a algunos líderes del ‘procés’ que hoy comienza es la tipificación del delito. ¿Merece el calificativo de rebelión lo que sucedió en Cataluña entre septiembre y octubre de 2017? ¿O hay que dejarlo en sedición y malversación? ¿Hubo un alzamiento violento (rebelión) o no se registró violencia (sedición)? ¿Qué grado de violencia es preciso para considerar la rebelión como delito distinto de la sedición? Es una disyuntiva fundamental porque la acusación de rebelión implica condenas más graves y, por tanto, pone mucho más difícil la posibilidad de un indulto futuro.

El artículo 472 del Código Penal, que recoge el delito de rebelión, no aclara estas dudas. Se limita a hablar del castigo a los que se alcen "violenta y públicamente" para una serie de fines, entre ellos "declarar la independencia de una parte del territorio nacional". Por eso, las acusaciones se van a esforzar en aportar pruebas que constaten suficientemente el elemento de la violencia; y las defensas, lo contrario.

Antes de empezar, no obstante, conviene tener en cuenta el auto de la Sala Penal del Supremo de abril de 2018, donde rebatió los argumentos del tribunal alemán que descartó entregar a Carles Puigdemont por el delito de rebelión. La Audiencia de Schleswig-Holstein afirmó que la violencia ejercida no tuvo intensidad suficiente para doblegar la voluntad del Estado. Los jueces españoles consideraron, sin embargo, que el ‘procés’ sí consiguió "doblegar" la voluntad del Gobierno de evitar la consulta independentista del 1 de octubre: "Lo cierto es que los 6.000 agentes que se utilizaron para impedir que el referéndum se celebrara resultaron ostensiblemente superados por los dos millones de votantes. Tanto es así, que el referéndum acabó celebrándose".

El ponente de este auto, el ‘progresista’ Alberto Jorge Barreiro, concluye: "Si hubieran intervenido un número bastante mayor de policías es muy probable que todo acabara en una masacre". Entonces sí, con un muerto, ¡solo con uno!, el ‘procés’ se habría convertido en una rebelión. No lo hubo, por fortuna. Pero, porque no lo hubiera, ¿no hubo tampoco rebelión?