El padre del hijo pródigo

La política de apaciguamiento de Pedro Sánchez hacia el independentismo catalán se refleja de manera exagerada en los Presupuestos.

Acto de presentación en el Congreso del proyecto de Presupuestos del Estado para 2019.
Acto de presentación en el Congreso del proyecto de Presupuestos del Estado para 2019.
Emilio Naranjo / Efe

Todos los presidentes del Gobierno han sufrido el síndrome del padre del hijo pródigo, descrito en uno de los pasajes evangélicos más difíciles de asimilar. Es tentador sentir simpatía por el hermano que se quedó en la casa paterna cumpliendo sus tareas y que observa con estupor cómo su padre organiza una fiesta para el hermano díscolo que se lo había gastado todo. La parábola tiene final feliz, porque el hermano descarriado se enmienda.

Los presidentes del Gobierno han cedido a la tentación de hacer grandes fiestas presupuestarias para contentar a los responsables de la Generalitat, que amenazaban con la desconexión mientras los presidentes de otras comunidades, como Aragón, veían que su lealtad era menospreciada. El problema es que no ha habido contrapartida, como en la parábola, sino todo lo contrario. Los presupuestos generales suelen reflejar esta realidad, pero los de este año lo hacen de una manera muy exagerada y en un momento muy complicado. El cambio que se materializa hoy en Andalucía, tras 36 años de poder socialista, tiene mucho que ver con el desafío independentista catalán y la política de apaciguamiento de la Moncloa. Es normal que los dirigentes socialistas autonómicos vean con preocupación los sacrificios en honor del ‘president’ pródigo justo en víspera electoral.