Beato, el caso más exitoso de reincorporación de un oso pardo a su hábitat

Hace un año tuvo que ser capturado y trasladado a un centro de recuperación para no suponer un peligro para la población, ya que pululaba por los pueblos cercanos y tenía una herida en la pata.

Beato, el osezno herido que vagaba por la comarca de Liébana (Cantabria) y tuvo que ser capturado para no suponer un peligro para la población, se ha convertido en el más exitoso caso de reincorporación de un plantígrado a su hábitat natural después de haber permanecido unos meses en cautividad.

Hace ahora un año este osezno se convirtió en noticia cuando comenzó a bajar de la montaña a los pueblos de Liébana para coger comida de los contenedores de basura o de donde podía.

Su presencia comenzó a ser un peligro, en especial porque el "osito", de unos dos años y medio, tenía una grave herida en su pata delantera izquierda, lo que hace más agresivos a los animales, y porque cada día cogía "más confianza" e, incluso, con la presencia del hombre, el pequeño plantígrado se acercaba a las casas a ver qué podía comer.

Esa situación llevó a la Dirección General del Medio Natural de Cantabria a tomar la decisión de "atrapar" a Beato, algo que ocurrió en enero de este año, cuando guardas de ese departamento y expertos del Ministerio de Medio Ambiente lograron capturar al osezno y trasladarlo al centro de recuperación de fauna silvestre que tiene la comunidad autónoma.

En ese centro, Beato fue tratado de su grave herida en la pata izquierda, que le hizo perder el antebrazo, pero también disfrutó de un espacio creado especialmente para él, para que su cautividad no supusiera un problema de cara a su futura reincorporación a su hábitat.

Uno de los responsables de que hoy Beato sea considerado el caso más exitoso de reintegración de un oso pardo de nuevo a la montaña tras haber estado en cautividad es el director general de Medio Natural de Cantabria, Antonio Lucio, que, después de capturar a este osezno, no tenía tan claro que hoy estaría por los prados, bosques y montañas del núcleo oriental de la cordillera Cantábrica como un oso más de los cerca de 40 que habitan en ese espacio.

Lucio ha recordado toda la "historia" de este osezno desde que apareció subido en un contenedor de basura del pueblo lebaniego de Cambarco, y cómo han estado "siguiendo sus pasos" hasta casi finales de julio a través de un sistema de posicionamiento que se le colocó para conocer que su reintegración a su hábitat era la correcta y no volvía "a la civilización".

Beato ha estado, desde su suelta en la montaña en abril, haciendo "lo que hace un oso", buscando comida de forma natural, andando por los bosques y zonas montañosas de la cordillera Cantábrica y "sin ninguna limitación" en sus movimientos, excepto que cojea porque anda con el "codo" de su pata izquierda.

De lo que no está al cien por cien "seguro", porque Beato es su animal salvaje al que tampoco se puede controlar al milímetro, es de si ha estado con otros osos, aunque se muestra convencido de que ha interactuado con alguno de los ejemplares que viven en la zona oriental de la cordillera Cantábrica.

En sus primeros días de vuelta a su "casa", el osezno recorrió cinco kilómetros por un espacio que Lucio recuerda que es montaña, con fuertes subidas y descensos, e incluso guardas forestales de Castilla y León vieron al animal en la zona palentina.

Las cámaras de control de especies que tiene la Dirección General de Medio Natural también han reflejado que Beato ha engordado y crecido y que se encuentra "en perfectas condiciones", mejor que cuando dejó el Centro de recuperación de fauna silvestre de Cantabria, del que salió pesando casi 54 kilos frente a los 22 con los que llegó.

Antonio Lucio no sabe con exactitud cuáles son los motivos por los que la reintegración de este osezno a su hábitat es la de mayor éxito de las que se han producido hasta ahora, aunque también reconoce que hasta ahora solo han sido reincorporados seis ejemplares, también con algún tipo de lesión.

Sin embargo, cree que ha sido "vital" la actuación de los veterinarios que han participado en la asistencia de este animal -entre ellos, del Parque de la Naturaleza de Cabárceno- y, sobre todo, el espacio que se creó en el centro de recuperación para que Beato no cambiara su comportamiento de animal salvaje.

Los dos años y medio que tiene el osezno también pueden haber sido claves para que ahora se halle "sin problemas", con un comportamiento normal de un oso y "moviendo piedras y troncos" como si no tuviera ninguna limitación.

Las causas de ese éxito del osezno, a los que han conseguido que "vuelva a casa" les da igual, lo único que les importa es que este animal -al que se puso Beato en recuerdo a la celebración del Año Jubilar Lebaniego, ligado al Beato de Liébana- está en su hábitat y es hoy uno de los osos pardos que vagan por la cordillera Cantábrica.

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