El deterioro de la legislatura

Pedro Sánchez quiere seguir adelante, pero la legislatura está bloqueada.

El Ejecutivo de Sánchez está atado de pies y manos.
El Ejecutivo de Sánchez está atado de pies y manos.
Susana Vera

La estrategia de Pedro Sánchez está bloqueada por los independentistas y por sus socios de la moción de censura. El presidente se ha quedado con poco margen para aguantar más tiempo un Ejecutivo atado de pies y manos y sin presupuestos. La negativa de los soberanistas catalanes a apoyar las cuentas que ha pactado con Pablo Iglesias también deja a Podemos descolocado, pidiendo elecciones y sin poder arrogarse el papel de interlocutor con los que desafían al Estado de derecho. Y está claro que ni el PP ni Cs van a salir en auxilio de un presidente desbordado por la situación y el contexto político nacional. No debería ser así, pero la confrontación está en un nivel de no retorno que hace imposible que primen los intereses generales de todos los ciudadanos sobre los partidistas y electoralistas. El problema es que la legislatura no solo está agotada, está deteriorada y nadie pone de su parte ni una pizca de sensatez para aplicar el nivel de pragmatismo necesario en momentos de tanta convulsión. Es evidente que Sánchez mira ahora hacia Andalucía con la esperanza de que una victoria incontestable de Susana Díaz, su enterna enemiga íntima, le permita ganar unos meses por si los soberanistas cambian de opinión o para llegar a las autonómicas de 2019 a ver qué pasa. Un suplicio para todos. En cualquiera de los escenarios.