Magnicidios frustrados y consumados: de Prim a Sánchez

El rey Juan Carlos y José María Aznar han sido varias veces objetivo frustrado de los terroristas. Cinco jefes de Gobierno han muerto desde 1870

Don Juan Carlos y José María Aznar, en abril de 2004
Don Juan Carlos y José María Aznar, en abril de 2004

La detención de un francotirador que planeó asesinar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es el último episodio de un intento de magnicidio en España. Ya fueron objetivo terrorista el rey Juan Carlos y José María Aznar. El último ataque que consiguió su objetivo fue el asesinato de Carrero Blanco en 1973. Con este fueron cinco los magnicidios consumados en el país desde 1870.

ETA planeó asesinar al rey Juan Carlos en agosto de 1995 con un rifle de mira telescópica desde un piso de Palma de Mallorca. Hubo hasta dos intentonas, ambas frustradas porque los terroristas dudaron de que el plan de huida fuera muy seguro. La preparación del magnicidio frustrado se prolongó dos años. Los etarras habían alquilado un yate y un piso frente al palacio de Marivent. El grupo estaba dirigido por el militante Juan José Rego Vidal, que estaba acompañado por un comando que integraban su hijo, Ignacio, y un pistolero liberado de la banda, Jorge García Sertucha.

Rego Vidal fue detenido al filo de la medianoche del 9 de agosto en la embarcación con documentación, munición y dos ametralladoras. Mientras, la Policía interceptó a Ignacio Rego y a García Sertucha en el piso, donde también se localizó una bomba con la que los etarras pretendían borrar las huellas tras su huida.

Dos años después la banda terrorista organizó otra operación para acabar con la vida del Monarca. Los etarras Eneko Gogeaskoetxea y Kepa Arronategui, del comando Katu, intentaron matarle durante la inauguración del museo Guggenheim en Bilbao. Para ello colocaron tres jardineras con sendas granadas autopropulsadas cerca de la instalación. Sin embargo, cuando llevaban a cabo esta operación fueron descubiertos por el ertzaina José María Aguirre, quien les inquirió sobre su actividad. Gogeaskoetxea disparó entonces de forma sorpresiva contra el agente, que murió.

El plan de un grupo de militares y ultraderechistas

Mientras, en septiembre del año 2000 en Hernani (Guipúzcoa), ETA colocó unas granadas en las cercanías del museo Chillida Leku que debían accionarse al paso del Rey, quien iba a acudir a la inaguración del centro. Media hora antes, la Ertzaintza descubrió los explosivos e impidió que el atentado se consumara.

Hay un episodio menos conocido de atentado frustrado contra el rey Juan Carlos que ocurrió en 1985. Un grupo de militares y ultraderechistas planeó asesinar al Monarca durante el desfile por el Día de las Fuerzas Armadas, que ese año se celebró en La Coruña. El ataque se produciría con una carga subterránea, al estilo del que acabó con la vida de Carrero Blanco, y tuvo entre otros instigadores a los comandantes Ricardo Sáenz de Instrillas e Ignacio Gasca Quintín. A tenor de la cantidad de explosivos que planeaban emplear, el atentado hubiese terminado con la vida no solo de don Juan Carlos, sino también de la Familia Real, el presidente del Gobierno, Felipe González, y toda la cúpula militar de las Fuerzas Armadas.

Dos meses antes de la acción terrorista, sin embargo, el plan fue abortado al descubrir los promotores que el Cesid (los servicios secretos, ahora CNI) estaba sobre la pista. El Gobierno renunció a tomar medidas contra los implicados, como contó ‘El País’ en 1997. "Los coruñeses sabrán en el futuro qué pasó en 1985 cuando celebramos aquí el Día de las Fuerzas Armadas. Lo contaré cuando no haga daño a mi país, porque yo no haré política de tierra quemada", dijo ese año Felipe González en un mitin electoral en La Coruña.

El coche bomba de 1995 contra Aznar

El 19 de abril de 1995, el expresidente del Gobierno José María Aznar fue víctima de un atentado terrorista organizado por ETA. Este ataque sí que pudo ser llevado a cabo, aunque el entonces líder del PP salió ileso. Los hechos ocurrieron a la salida del domicilio del dirigente político, en la calle de Diego Ayllón, en Madrid. A las 8.10, cuando este se dirigía a la sede de Génova en su coche oficial -un Audi blindado-, junto al chófer y un escolta, la banda hizo estallar los explosivos. Por fortuna, los terroristas se precipitaron unos instantes, los suficientes para que los efectos del ataque se diluyeran. La bomba estaba compuesta por 40 kilos de amosal y otros tantos de tornillería, según los artificieros. Fue activada con un cable de 300 metros. 19 personas resultaron heridas.

“Que todo el mundo esté tranquilo y sereno como lo estoy yo”, pidió Aznar justo después del ataque. La Policía atribuyó la acción a los etarras José Luis Urrusolo Sistiaga, Antonio Gabiola Goyogana, alias ‘Tonua’, y Juan Luis Aguirre, ‘Lete’.

Aznar fue también objetivo de ETA en 2001, durante la campaña de las elecciones vascas, cuando la banda terrorista intentó asesinarle hasta en tres ocasiones con un lanzamisiles que debía derribar su avión. Fueron acusados de estos hechos Pedro María Olano, Gregorio Jiménez Morales, Juan María Múgica Dorronsoro y Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz, alias 'Suny'. En octubre de 2004, las fuerzas de seguridad se incautaron de dos misiles de tercera generación que se iban a emplear en este magnicidio frustrado.

Por otro lado, no está claro si el dictador Francisco Franco fue objetivo de atentados durante su etapa al frente del país. Algunos autores sostienen que no hubo ataques frustrados, mientras que otros como Eliseo Bayo -autor de ‘Los atentados contra Franco’- o Antoni Batista -de ‘Matar a Franco’- consideran que se registraron al menos una docena. El más destacado, uno en 1962 en San Sebastián organizado por ETA y la CNT con un coche bomba. La detonación pasó desapercibida, según Batista.

Varias décadas antes, el 31 de mayo de 1906, tuvo lugar uno de los magnicidios frustrados más conocidos, con el intento de asesinato del rey Alfonso XIII a manos del anarquista Mateo Morral. El terrorista lanzó desde un balcón una bomba envuelta en un ramo de rosas que debía caer sobre la carroza real. El artefacto, sin embargo, se desvió en su caída y explosionó entre la multitud. 25 personas murieron y más de 100 resultaron heridas.

Cinco magnicidios desde 1870

En los últimos 150 años, España ha visto cómo cinco jefes de Gobierno fueron asesinados en otros tantos atentados. Vienen recogidos en el libro ‘El vicio español del magnicidio’, de Francisco Pérez Abellán y publicado este año. El primero se produjo el 30 de diciembre de 1870, cuando el entonces presidente del Ejecutivo, Juan Prim, murió por la infección que le causaron unos disparos con trabuco tres días antes en Madrid.

Casi ya en el siglo XX, en 1897, el presidente del Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo, falleció asesinado a tiros en el balneario de Santa Águeda, en Guipúzcoa, a manos del anarquista italiano Michele Angiolillo. Quince años más tarde, el liberal José Canalejas murió en Madrid del mismo modo, en su caso a manos del anarquista Manuel Pardiñas Serrano, quien después se suicidó. Y en marzo de 1921 el conservador Eduardo Dato fue asesinado con más de 20 disparos a cargo de tres pistoleros a sueldo.

El último de los magnicidios que se han registrado en España se vivió en 1973, en la última etapa del franquismo. El entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, murió por un coche bomba de ETA en Madrid. Los autores materiales todavía no han sido identificados.

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