Ana Julia Quezada relata cómo acabó con la vida de Gabriel

La asesina confesa del Gabriel Cruz ha relatado la conversación que tuvo con el niño momentos antes de su muerte.

Ana Julia Quezada abraza al padre de Gabriel Cruz unas horas antes de ser detenida como sospechosa del crimen.
Ana Julia Quezada abraza al padre de Gabriel Cruz unas horas antes de ser detenida como sospechosa del crimen.
EFE

"Esto es muy duro, Dios mío. He perdido todo, he perdido a Gabriel, a mi hija, a Ángel. Y yo no soy una asesina". Así comienza la declaración judicial de la asesina confesa del niño Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, a la que ha tenido acceso el programa Espejo Público de Antena 3.

Tras intentar calmar su llanto, Quezada continúa su relato ante el magistrado: "Veo a Gabriel ahí, con un palito, fuera de La Molina —la casa de la abuela—, y le digo '¿Gabriel, qué haces ahí?' y me dice..." —la asesina rompe a llorar ante el juez, al que pide disculpas por interrumpir su declaración—.

"¿Qué conversación tienen ustedes?", le pregunta el magistrado a Quezada. "Venga, súbete al coche y vente conmigo a Rodalquilar, que voy a pintar y ahora te traigo. Y nos fuimos allí a Rodalquilar", le responde Quezada. "¿Él estuvo conforme en ir a Rodalquilar?", interviene el juez. "Sí, porque yo le dije 'ahora te traigo'", asegura la asesina confesa.

Una vez en la finca de Rodalquilar, Quezada —según se recoge en la grabación— cuenta que estaba en el salón y se encuentra a Gabriel con un hacha. "Le digo 'Gabriel, dame el hacha que te vas a hacer daño'". Según la asesina confesa, el pequeño le respondió "no, no te la doy, que siempre me estás mandando y no quiero que me mandes, que eres fea".

En ese momento, para que "dejara de decir esas cosas", Quezada explica que le puso la mano en la boca, aunque no recuerda durante cuánto tiempo. "Cuando ya dejó de chillar y todo, le quité la mano de la boca. Y me acuerdo, sí, que cuando le quité la mano ya el niño no respiraba", señala Ana Julia.

Al darse cuenta de que había matado a Gabriel, confiesa que se puso muy nerviosa y que no sabía qué hacer. "¡Qué le voy a decir yo a Ángel! Al padre de Gabriel, que le he quitado lo más grande que tiene. Entonces se me ocurre, veo un hacha por allí y pienso 'pues lo entierro aquí'", declara.

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