El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ya ha avisado de que el otoño será "complicado" en Cataluña, en la enésima declaración que busca desestabilizar a las instituciones y continuar con un proceso que solo ha traído pésimas noticias para la Comunidad vecina. Sostenido solo en la sinrazón, Torra ha realizado además un llamamiento irresponsable a los ciudadanos para que defiendan la supuesta república "en las calles". Toda una declaración de intenciones que ya se ha topado con la respuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien le dejó claro este fin de semana que con quien tiene que dialogar el propio Torra es ante todo con los propios catalanes.

Sin embargo, el ruido y la falta de normalidad parece que volverán a imponerse, en primer lugar, con la citada demanda, que tiene pocos visos de prosperar. El acoso al juez Llarena se ha visto facilitado por un mayúsculo error del Ejecutivo que tuvo que corregir el propio presidente para dejar clara la defensa de los poderes del Estado. A partir de ahí, y ante la previsible ofensiva independentista en las próximas semanas, se antoja imprescindible un mensaje unitario en defensa de los principios constitucionales y de la ley. La denominada guerra de los lazos amarillos ha evidenciado que, desde la aplicación del artículo 155, se echa en falta una verdadera estrategia unitaria en la que se involucren todos los partidos del arco parlamentario nacional que defienden la unidad de España. Es el momento de recuperarla y de seguir plantando cara a un absurdo desafío.