Barcelona y Cambrils, un año después del terror

Se cumple un año del ataque sanguinario de una célula yihadista radicada en Ripoll (Barcelona) que causó un total de 16 muertos en dos atentados separados por nueve horas en las dos localidades catalanas

Los días 17 y 18 de agosto de 2017, la ciudad de Barcelona y la localidad de Cambrils (Tarragona) fueron los escenarios de dos atentados terroristas, que causaron en total 16 muertos y 140 heridos de gravedad. Una célula yihadista formada en la localidad de Ripoll (Barcelona) por nueve jóvenes fue la responsable: ocho de ellos fueron abatidos por las fuerzas del orden. Los ejecutores de estos dos actos de violencia sanguinaria habían sido radicalizados por el imán Abdelbaki Es Satty, de pasado yihadista. El plan original, no obstante, pretendía causar todavía más daño; la explosión de los artefactos de triperóxido de triacetona (TATP) que iban a utilizar y que guardaban en su centro de operaciones en Alcanar (Tarragona) les llevó a cambiar de táctica. Mediante vehículos lanzados a toda velocidad por la Rambla de Cataluña de Barcelona y el paseo Marítimo de Cambrils, arrollaron a numerosos paseantes, causando una masacre. El Estado Islámico asumió ambos atentados y describió a los terroristas como sus soldados.

El terror comenzó en Barcelona

El primer golpe llegó en la Rambla a primera hora de la tarde. Hacia las 16.30, el terrorista Younes Abouyaaqoub entró con un furgón en la Plaza de Cataluña y se metió por el paseo peatonal de La Rambla; embistió deliberadamente contra los paseantes, zigzagueando durante cientos de metros y tratando de alcanzar al mayor número de ellos. Trece personas murieron en el acto, otra falleció días después y más de 100 resultaron heridas. Younes Abouyaaqoub huyó a pie de la escena del atentado; después secuestró un coche, apuñalando al conductor hasta ocasionarle la muerte: fue la decimoquinta víctima de los hechos en Barcelona.

De madrugada, en Cambrils

Casi nueve horas después del atentado en La Rambla, hacia la 1.15 de la madrugada del 18 de agosto, otro coche con cinco miembros de la misma célula yihadista arremetió contra los paseantes en Cambrils. El automóvil terminó por embestir a un vehículo de los Mossos: además, los terroristas salieron portando falsos cinturones suicidas y se abalanzaron indiscriminadamente sobre los transeúntes, utilizando grandes cuchillos y un hacha. La zaragozana Ana María Suárez, de 65 años, fue asesinada y hubo varios heridos antes de que los terroristas fueran abatidos por la policía.

La investigación durante esos días

Tras este atentado quedaron muchas interrogantes. Por ejemplo, la facilidad con la que la célula de Ripoll pudo comprar 500 litros de acetona en diferentes puntos de Cataluña y Vinaroz (Castellón) a pesar de que desde 2013 existe una regulación de la UE sobre la venta de precursores potenciales de explosivos, que es de aplicación directa en sus Estados miembros. Los artificieros encontraron en los escombros de la explosión de Alcanar triperóxido de triacetona, más comúnmente conocido como peróxido de acetona y que los yihadistas denominan ‘la madre de Satán’. Se trata del componente básico de los grandes artefactos explosivos que usa el Daesh, junto a botellas de gas, en sus mayores atentados suicidas con camiones.

Desde junio de 2015, el nivel de alerta terrorista en España se ha mantenido ininterrumpidamente en 4, siendo 5 el máximo: eso significa ‘riesgo alto de atentados terroristas’. Cataluña y sobre todo Barcelona han sido los principales escenarios de la actividad yihadista en España desde 2013.

Acto de protesta y solidaridad en el barrio Jesús de Zaragoza

Una semana después de los atentados, alrededor de 200 personas acudieron a la concentración celebrada en el barrio Jesús de Zaragoza en recuerdo de Ana María Suárez López, fallecida en el atentado yihadista de Cambrils. El acto se celebró en la misma plaza donde ella residía.


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