El segundo 'Aquarius'

Seis países de la Unión Europea, entre ellos España, acogerán a los inmigrantes del 'Aquarius', a punto de llegar a Malta. La decisión abre por fin la puerta a la esperanza de una política migratoria común, hasta ahora inexistente.

Inmigrantes siendo rescatados para ser llevados a bordo del Aquarius.
Inmigrantes siendo rescatados para ser llevados a bordo del Aquarius.
Efe

España acogerá finalmente a 60 de 244 inmigrantes, 141 de ellos embarcados en el ‘Aquarius’, que van a llegar a Malta en las próximas horas. El acuerdo, sellado entre seis países europeos, abre la puerta a una incipiente política migratoria común, ajena a los vaivenes de las decisiones unilaterales de los Estados.

El Gobierno de Pedro Sánchez había cometido la incoherencia de rechazar la llegada del barco de Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterráneo tras haber aceptado, bajo las mismas condiciones, al mismo buque que atracó el 17 de junio en el puerto de Valencia con otros 630 inmigrantes. Sin embargo, el Ejecutivo, que había quedado en clara evidencia pese a las torpes explicaciones de que «no era el puerto más cercano y más seguro», ha reaccionado de manera plausible al sumarse a una entente de seis países, entre los que se hallan Francia y Alemania, con la intención de aceptar un reparto equitativo ante la mayor tragedia humanitaria que sufre la Unión Europea.

La decisión abre por fin la puerta a la esperanza de una política migratoria común, hasta ahora inexistente por las actuaciones unilaterales de los Estados y la falta de un criterio compartido, como se hizo patente en la última cumbre de la UE.

Según los datos que maneja la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), solo en los tres primeros meses del año habían muerto en el Mediterráneo 509 personas, una tragedia difícilmente asumible y explicable por una Unión Europea que dice representar y velar por los valores de la convivencia y la solidaridad. El nuevo escenario tras el anunciado pacto, abre al menos la esperanza de abordar el problema de manera compartida. Sobrarán, a partir de ahora, las apelaciones partidistas y las políticas de recorrido corto ante un drama que debería haber unido hace ya tiempo a todas las formaciones políticas españolas.