Sánchez y Merkel en Doñana

El presidente del Gobierno español y la canciller alemana llegaron a acuerdos para intentar controlar los flujos migratorios.

Merkel y Sánchez ayer ante el Palacio de los Guzmanes, en Doñana.
Merkel y Sánchez ayer ante el Palacio de los Guzmanes, en Doñana.
Marcelo del Pozo / Reuters

Pedro Sánchez y Angela Merkel se prestaron ayer mutuo apoyo, frente a las críticas internas, en el complejo y delicado asunto de la inmigración, que está sacudiendo los cimientos de la Unión Europea. La sintonía entre ambos mandatarios debe traducirse en que España, que se ha convertido en la principal vía de entrada de migrantes en Europa, reciba un mayor apoyo de sus socios para intentar ordenar unos flujos que parecen descontrolados.

El Parque Nacional de Doñana recuperó ayer su papel como escenario de encuentros diplomáticos de alto nivel, con una reunión entre el presidente del Gobierno español y la canciller alemana cuyo principal argumento fue la regulación a escala europea de los flujos migratorios procedentes de África y el Próximo Oriente. La presión migratoria está sacudiendo en los últimos años los cimientos de la Unión Europea, creando tensiones políticas peligrosas entre los socios. Por eso, el énfasis de los mandatarios de España y Alemania en la defensa del europeísmo no solo era necesario, sino que puede abrir la vía para crear un grupo de países que impulse el proceso de integración.

Sánchez y Merkel ‘intercambiaron’ el apoyo a sendas medidas cada una de las cuales interesaba especialmente a una de las dos partes. Por un lado, España se compromete a aceptar la rápida devolución de los demandantes de asilo que, desde nuestro país, alcancen la frontera alemana. Alemania, por su parte, apoyará y financiará el aumento de la ayuda económica de la UE a Marruecos, el país clave para contener la presión en las costas españolas. Estos acuerdos, además de contrarrestar las críticas internas a que se enfrentan tanto el presidente como la canciller, van en la razonable dirección de poner orden en los movimientos de personas, de manera que las fronteras no se vean desbordadas. Pero para encauzar el problema migratorio, la cooperación europea tendrá que dar muchos más pasos.