La renovación en el PP

Tras ser desalojado del poder por la moción de censura, después de siete años en el Gobierno y con una larga trayectoria política a sus espaldas, resulta lógico que Mariano Rajoy dé paso a una nueva dirección en el Partido Popular. Así lo anunció ayer, abriendo un proceso que debiera conducir a una profunda renovación, pero que no estaría exento de peligros si se desbocasen las luchas internas.

Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno.
Cronología de los seis años de Gobierno de Mariano Rajoy
Efe

Después de quince años al frente del Partido Popular –una de las columnas, junto con el PSOE, sobre las que se ha asentado el sistema democrático en España– Rajoy anunció ayer que dejará paso a un nuevo presidente de la formación de centro-derecha que deberá ser elegido en un congreso cuya celebración cabe suponer que será inminente. Probablemente Rajoy debería haber abierto ya hace tiempo este proceso sucesorio, pero la pérdida del Gobierno –aunque no se haya debido a una derrota electoral– hace ahora ineludible que el PP cierre una etapa y aborde una renovación integral de su organización y de su liderazgo. Al anunciar su próxima retirada, Rajoy, fiel a su estilo, no reconoció errores ni hizo autocrítica, pero quien lo sustituya tendrá ante sí la difícil tarea de superar tanto el estigma de la corrupción como el desgaste que siete años en el Gobierno, en la dura etapa de la crisis económica, han supuesto para el partido. A diferencia de Aznar en su momento, Rajoy no ha designado directamente a un sucesor, por lo que la elección se presenta más abierta y democrática. Desde su papel en la oposición –que se comprende que ejerza con dureza pero que no puede dejar de lado la lealtad institucional– el PP tiene que reconstruir sus opciones políticas y prepararse para los próximos retos electorales.