La mala herencia del Yak

Homenaje a las víctimas del Yak
Homenaje a las víctimas del Yak
Guillermo Mestre

Si los políticos pudieran eludir las malas herencias que les dejaron sus antecesores del mismo partido en el gobierno, la ya exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, se habría olvidado del accidente del Yak-42 y lo que conlleva. Así no habría tenido que pedir perdón a las familias en el Congreso de los Diputados por la gestión del Gobierno del PP de José María Aznar.

Pero la historia macabra que sufrieron las víctimas no ha terminado, porque nada más cumplirse quince años del siniestro más importante sufrido por el Ejército español, Defensa tuvo que reconocer que los turcos enterraron una extremidad el 24 de julio de 2003 en el cementerio de Maçka porque no la habían podido identificar. Pasados dos meses del accidente, el Ministerio de Defensa de Federico Trillo no quería por nada del mundo que se abrieran las tumbas (ni en España ni en Turquía), porque sabían que 30 de los 62 militares españoles no habían sido identificados, tal como lo habían firmado los generales Vicente Navarro y José Antonio Beltrán, en el Juzgado de Maçka, antes de volver a España el 28 de mayo de 2003.

El dolor que han arrastrado las familias en estos quince años llevó a una de ellas, a principios de 2018, a buscar consuelo en los últimos restos de su hijo Francisco Cardona en Turquía. Sus padres (Paco y Amparo) nunca hubieran incinerado el cuerpo de su hijo y encima sufrieron que él fuese uno de los que estaban identificados erróneamente, se lo entregaron a otra familia y después solo les devolvieron sus cenizas. Esa búsqueda era un gesto final para tener consigo lo último que queda del sargento Cardona; y en la reunión en el Ministerio se encontraron con otra noticia.

Confío en que la esperanza de Paco y Amparo no decaiga y que lo que un forense turco les comunicó en febrero –que guardaron dos dientes y otra parte de su hijo– se confirme oficialmente y al final puedan traerlo consigo. El cambio de Gobierno en 2004 ya sirvió para ir a Turquía a hacerse la prueba de ADN; y el de esta semana puede poner fin a un mal sueño para las 62 familias.