ETA se disuelve

Lo que queda de ETA ha ratificado su disolución definitiva a través de una carta enviada a varias instituciones. La última banda terrorista que aún pervivía en Europa no puede lograr ninguna absolución histórica tras dejar más de 800 víctimas mortales. Lo primero que tienen que hacer ahora sus integrantes es ayudar a esclarecer los casos pendientes.

La banda ETA ha sido clara y rotundamente derrotada por la democracia española después de más de medio siglo de terror. Desde octubre de 2011, cuando dio por terminada la violencia, mantiene la ficción de su existencia para intentar dar sentido a su pasado y a sus crímenes. Ahora pretende escenificar su disolución con cartas como la de ayer y con actos propagandísticos como el de mañana en el sur de Francia. Intenta así recrear un relato propio de "luchadores surgidos del pueblo", para insuflar moral a los suyos, sobre todo a los presos. Intenta disfrazar una rendición en toda regla como si fuese una cesión en aras del final de una ‘guerra’ que en realidad nunca ha existido. Solo ha sido una banda de asesinos y extorsionadores que entorpeció el camino hacia la democracia y ha dejado un reguero de sangre, miedo y dolor.

ETA no puede obtener ningún rédito de su disolución, que no es voluntaria sino forzada por el esfuerzo de toda la sociedad. Y esto les tiene que quedar muy claro, porque el daño infligido permanece y porque sigue habiendo manifestaciones de que su matonismo sobrevive. Nunca y nada puede compensar a las víctimas ni a sus familiares. Pero al menos, la ciudadanía vasca y la española, con el Estado de derecho como ariete, pueden decir con orgullo que han derrotado a ETA sin paliativos ni contrapartidas.