A prisión por hacerse pasar por guardias civiles para robar droga a otras bandas

Imitaban la forma en la que los guardias civiles reales practican las entradas y registros de manera legal.

Un Juzgado de Instrucción de Roquetas de Mar (Almería) ha decretado el ingreso en prisión para tres de los once presuntos integrantes de un grupo detenido por la Guardia Civil por hacerse pasar por miembros de este cuerpo policial para poder robar droga a otras bandas criminales.

La Comandancia de Almería ha informado en una nota de que a los once arrestados se les imputa la comisión de delitos de tráfico de drogas, detención ilegal, tenencia ilícita de armas, robo con fuerza, amenazas, descubrimiento y revelación de secretos, usurpación de funciones públicas, falsificación de documento público y pertenencia a organización criminal.

Asimismo, se han efectuado tres registros domiciliarios en la localidad de Roquetas de Mar, en los que se ha intervenido un arma corta real, cinco revólveres detonadores, una pistola detonadora, cargadores y munición para todas ellas, así como tres tarjetas de identidad militar falsas.

También han sido localizadas tres carteras porta placas con placa identificativa de Policía Judicial de la Guardia Civil, y gran cantidad de ropa, como camisetas, gorras, chalecos y pantalones serigrafiados con la inscripción del Instituto Armado.

La operación Kodiac comenzó a mediados del pasado julio después de que los agentes tuviesen conocimiento de dos sucesos en los que presuntamente participó el supuesto cabecilla de este grupo.

En concreto, esta persona habría participado en la detención ilegal de una mujer y además habría amenazado y coaccionado a una segunda víctima.

Según la Guardia Civil, la forma de actuar del sospechoso en ambos casos confirmó la existencia de un grupo dedicado al tráfico de drogas así como a la usurpación de funciones públicas.

De la investigación se desprende que los miembros de la organización tenían como actividad principal el robo de droga a otras organizaciones supuestamente dedicadas a la elaboración y distribución de estupefacientes, lo que les permitía aumentar los beneficios al disminuir considerablemente los costes de compra de droga.

Los detenidos simulaban que eran agentes de la Guardia Civil para sustraer diferentes cantidades de sustancias estupefacientes a otras organizaciones, e incluso imitaban la forma en la que los guardias civiles reales practican las entradas y registros de manera legal.

Para ello se valían de tarjetas militares falsificadas de la Guardia Civil, placas, chalecos y ropas serigrafiadas con la imagen institucional del cuerpo, con las que asaltaban las viviendas de las otras organizaciones o directamente a algunos de los componentes de estas que sabían que trasladaba estupefaciente.

La organización desmantelada mantenía de forma previa a los robos una discreta vigilancia sobre las viviendas en las que iban a entrar así como a sus componentes, lo que les permitía saber cómo y cuándo movían el estupefaciente

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