Giro inesperado en el caso Noós con la confesión del primer arrepentido

El ex contable Antonio Tejeiro confesó los cargos que le imputaba el juez.

Foto de archivo de Tejeiro en una llegada a los juzgados
Foto de archivo de Tejeiro en una llegada a los juzgados

Como si se tratara de una eliminatoria del Mundial de Fútbol, el caso Nóos ha dado un vuelco en el último minuto, apunto de cerrarse la instrucción, con la confesión del primer arrepentido, el contable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, una pieza clave en la trama.


Las tres de la tarde era la hora fijada este jueves por el juez del caso, José Castro, para que las partes presentaran escritos en contra del auto del magistrado que imputa a 16 personas en esta presunta trama de corrupción.


El juez ha investigado durante cuatro años el presunto desvío de unos 6 millones de euros de instituciones públicas al Instituto Nóos, dirigido por Iñaki Urdangarin y Diego Torres, imputados junto a sus mujeres, la infanta Cristina y Ana María Tejeiro.


La jornada transcurría este jueves con cierta calma en los juzgados de la capital balear después de que los abogados de los principales imputados hubieran presentado sus recursos contra el auto del juez, pero poco antes del mediodía el partido ha cambiado por completo.


A esa hora comenzaba a circular el rumor entre los periodistas de que el fiscal, Pedro Horrach, acudiría a reconciliarse con el juez Castro tras el duro escrito en el que afirmó que el veterano magistrado fundamenta la imputación de la infanta en "meras conjeturas" y que sufre "contaminación judicial por la influencia de los medios de comunicación". Funcionarios del juzgado comentaban este jueves mismo que han sido amigos "muchos años".


Incluso, en los pasillos de los juzgados circulaba el rumor de que el fiscal tiraba la toalla y dejaba el caso. Nada más lejos de la realidad.


Con un aspecto mucho mejor que en los últimos días de intenso debate "Castro versus Horrach", vivido con intensidad en medios judiciales y en la calle, el fiscal ha entrado con paso decidido y piel bronceada al despacho del magistrado, con el que ha estado unos quince minutos.


A continuación, ante el muro de cámaras y micrófonos que bloqueaban su paso, el fiscal se ha parado amablemente y ha comentado a los periodistas que ha presentado un escrito, sin desvelar su contenido, y ha aclarado, a preguntas de los informadores, que él no se marcha.


Minutos después corría como la pólvora que el contable del caso Nóos había reconocido la comisión de los delitos que le imputan el juez y el fiscal, que durante años han sido un equipo "anticorrupción" sin fisuras.


La figura del arrepentido no es ni mucho menos nueva. En los últimos años ha servido para concluir y acelerar numerosas causas en las islas que han llevado a la cárcel a sus principales responsables.


Es el caso de Maria Antónia Munar, expresidenta del extinto partido Unió Mallorquina (UM), y al exconseller balear José Juan Cardona, ambos en prisión.


Ha ocurrido lo mismo con el expresidente balear Jaume Matas (PP), aunque su condena de cárcel está pendiente del indulto que ha solicitado al Gobierno.


En todos estos asuntos, al igual que ocurre ahora en el caso Noós, los arrepentidos reconocen su culpa a cambio de rebajar la pena que inicialmente solicitaba el fiscal.

Por el momento es un secreto el acuerdo entre el fiscal y Tejeiro, que sin duda perjudica a los principales acusados, Torres y Urdangarin.


El excontable reconoce ahora que eran los "auténticos jefes y líderes del Grupo Nóos" y, como tales, tenían "poder de decisión absoluto" para organizar el flujo del dinero que "se repartían" de manera equitativa.


La pasada semana, el propio fiscal aseguraba a los medios de información que ningún imputado había solicitado alcanzar un acuerdo que supone como requisito la asunción de culpas, una posibilidad que contempla el ordenamiento jurídico.

Una semana después el caso Nóos ha tomado un giro especial tras cuatro años de partido.