ELECCIONES HÚNGARAS

La derecha arrasa en las legislativas de Hungría

Los socialistas sufren un batacazo histórico y la ultraderecha pasa a ser la tercera fuerza parlamentaria.

La Alianza de Jóvenes Demócratas (Fidesz) del ex primer ministro Viktor Orban, formación opositora de centroderecha, consiguió ayer una abrumadora victoria en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Hungría, al alcanzar el control de dos tercios del Parlamento unicameral del país centroeuropeo. El Mszp (socialista) de Attila Mesterházy, tras ocho años de poder, sufrió una derrota histórica y la ultraderecha xenófoba representada por el Movimiento para una Hungría Mejor (Jobbik) de Gabor Vona se convirtió en tercera fuerza política.

Según los primeros datos oficiales, la derecha moderada y de corte populista alcanzó más del 56% de los sufragios; los socialistas, que durante sus ocho años al frente del Gobierno aplicaron una política económica neoliberal que desencadenó protestas populares, consiguieron un resultado en torno al 20% -frente al 43,2% en 2006- y la ultraderecha, que cuenta con el apoyo callejero de grupos paramilitares de una extrema violencia, el 17%. Si se confirman los primeros datos oficiales tras el recuento del 100% del escrutinio, la cuarta fuerza sería el partido ecologista de izquierda LMP, mientras que las dos formaciones clave en la transición húngara del denominado socialismo real al capitalismo, los liberales y el Foro Democrático, podrían quedar fuera del Parlamento.

"Hungría se arrodilla ante la derecha", destacó el escritor Rudolf Ungváry en el periódico 'Népszabadság', porque "la mayoría de populistas se ha alineado detrás del líder de Fidesz (Viktor Orban) esperando autoridad, orden y una postura paternalista del Estado".

Las legislativas húngaras significan el mayor giro político hacia la derecha vivido por el país magiar en las dos últimas décadas.

A partir de ahora, la derecha húngara tendrá suficiente margen de maniobra para gobernar sin ataduras y reformar la Constitución, pero algunos analistas no descartan que llegue a acuerdos puntuales con la extrema derecha.

El espectacular avance de Jobbik fue interpretado con preocupación por muchos comentaristas políticos. "Lo que se avecina es un maremoto. Ya veremos si nos vamos a ahogar o sabremos nadar", advirtió Pal Tamas, director del Instituto de Sociología de Budapest.

Jobbik es un partido extremista, racista y antisemita que tiene una fuerte influencia social en capas obreras y populares machacadas por la crisis. Uno de sus objetivos es "expulsar del Parlamento a los poscomunistas y los liberales extremistas" y acabar con "la criminalidad gitana", según la dirigente Krisztina Morvai.

Hungría es uno de los 27 países de la UE más golpeados por la crisis económica y ha tenido que ser rescatada por el FMI y otras instituciones financieras. La economía húngara se contrajo el 6,7% en 2009, el paro supera el 10% de la población activa y tres de los 10 millones de habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.