Israel calcula que más de 4.000 milicianos permanecen ocultos y listos para el combate

Tel Aviv trabaja de lleno en la operación para entrar en Rafah, ciudad en la que esperan encontrar a los más de cien cautivos que siguen en manos de los grupos palestinos y cazar a Yahya Sinwar, líder de Hamás.

La desolación es la imagen diaria en la franja de Gaza
EFE

Salvo que un inesperado acuerdo de última hora entre Hamás e Israel lo evite, la operación militar sobre Rafah es solo cuestión de tiempo. Poco tiempo. El ejército israelí se prepara para el asalto al último bastión de los islamistas y cuenta con las lecciones aprendidas en los seis meses de guerra. 

La presencia de 1,5 millones de civiles y su evacuación a lugares seguros es uno de los grandes retos que afronta y uno de los puntos de fricción entre Israel y Estados Unidos. Los militares estiman que el brazo armado de Hamás podría contar con entre cuatro y ocho mil milicianos listos para el combate, según el dato ofrecido por el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer.

Tel Aviv trabaja de lleno en la operación para entrar en Rafah, ciudad fronteriza con Egipto en la que esperan encontrar a los más de cien cautivos que siguen en manos de los grupos palestinos y cazar a Yahya Sinwar, líder de Hamás y cerebro de los ataques del 7 de octubre. 

El lunes, Benjamín Netanyahu suspendió la visita de dos asesores a la Casa Blanca para debatir la operación como muestra del enfado israelí por la abstención de Estados Unidos en la votación del Consejo de Seguridad que aprobó un alto el fuego inmediato para Gaza. Pero 48 horas después el primer ministro dio marcha atrás y pidió reprogramar el encuentro consciente de la importancia de contar con el respaldo total de su mayor aliado.

La "alternativa" americana

Fuentes militares citadas por The Jerusalem Post admitieron que la seguridad de los civiles de Rafah es clave para obtener la luz verde del Pentágono. Hasta ahora el ejército "no habían tenido plenamente en cuenta que el traslado de civiles desde Rafah es completamente diferente al de otras evacuaciones en términos de alimentos, tiendas de campaña y hospitales de campaña. Para satisfacer a Estados Unidos no basta con trasladar a los civiles sin que les disparen; también necesitan tener comida, refugio y acceso a medicamentos una vez que sean trasladados".

Se trata de todo un reto logístico teniendo en cuenta que las "islas humanitarias" preparadas para los evacuados en otros puntos de Gaza carecen de una infraestructura mínima y ya no estarán pegadas al cruce de Rafah, puerta de entrada de la ayuda internacional desde Egipto. Las mismas fuentes militares aseguraron que la evacuación podría llevar entre uno y dos meses en el mejor de los escenarios y las pretensiones del Gobierno son mucho más inmediatas.

Tras la reunión mantenida entre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y su homólogo israelí, el ministro Yoav Gallant, Washington emitió un comunicado en el que explicaba que, "con respecto a Rafah", gran parte de la entrevista giró en torno al tipo de operación militar que Tel Aviv quiere llevar a cabo y la "alternativa" que EE UU busca para evitar "poner potencialmente en peligro a la población civil". 

Ese plan B invita a pensar en una campaña lenta, gradual y precisa, alejada de lo que se vio en el norte durante los primeros meses de guerra con bombardeos masivos y miles de muertos.

En opinión del analista Seth Frantzman, del diario The Jerusalem Post, "la cuestión en Rafah será encontrar el momento oportuno. Estados Unidos está enviando personal y barcos para construir un muelle temporal frente a la costa de Gaza. Sin embargo, no se completará hasta mediados o finales de abril. Las preocupaciones sobre la entrada de ayuda humanitaria a Gaza eclipsarán la operación".

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