Netanyahu resiste la presión internacional y Gaza se queda sin sanidad ni comida

Las condiciones de los civiles se agravan tras confirmar la OMS que el asaltado hospital de Al Nasser ha dejado de funcionar.

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RONEN ZVULUN

Ni la propuesta del presidente de Estados Unidos, su apoyo internacional de mayor relieve, ni la posibilidad de mejorar su relación con los Estados árabes ni las críticas de las naciones reunidas este fin de semana en la Conferencia de Seguridad de Múnich han movido a Benjamín Netanyahu un solo centímetro de su posición. 

En coincidencia con el final de este foro, el jefe del Gobierno logró este domingo que el Consejo de Ministros de Israel aceptase su moción de rechazo a toda pretensión de la comunidad internacional de "reconocer unilateralmente un Estado palestino".

En una declaración de intenciones, el primer ministro resituó a Israel en el centro de gravedad, advirtió, en clara referencia a la Casa Blanca, que no se verá presionado por cualquier "dictado" desde el exterior y subrayó: "Si se quiere llegar a un acuerdo, se logrará únicamente mediante negociaciones directas entre las partes, sin condiciones previas". Todo lo demás pondría en peligro un "futuro de paz".

La moción contó con un respaldo unánime del gabinete, incluso de los partidos más centristas. Benny Gantz, de Unidad Nacional, consideró que la victoria israelí necesitara de EE UU y otros países, como los árabes, pero no a costa de "acciones unilaterales", sino de la voluntad de "ampliar el círculo de paz y formar un eje regional unido frente a Irán".

El ministro de Energía, Eli Cohen, del Likud, añadió que la normalización con Arabia Saudí es importante, pero "si el precio de ampliar los acuerdos de paz es un Estado palestino, entonces renunciaré a los acuerdos de paz", afirmó.

El primer ministro ha sido impermeable a las tres jornadas de la Conferencia de Múnich, a los llamamientos a una solución urgente y a preservar la vida de los civiles. El mismo día de su apertura, Netanyahu ordenó a sus negociadores que se retirasen de las conversaciones de El Cairo para un alto el fuego. Y este domingo escenificó de nuevo su resistencia ante la presión internacional mientras en la ciudad alemana el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advertía que "Cisjordania está en ebullición" y que "no habrá paz en Oriente Medio sin una perspectiva clara para el pueblo palestino". Una idea en la que abundó el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares.

En el mismo foro, Catar reconoció el sábado sus dificultades como mediador en busca de una tregua ante la obsesión de Israel por atacar Rafah, el único reducto de la Franja donde las tropas todavía no han entrado y en el que se arraciman 1,5 millones de palestinos huidos del resto de la Gaza derruida. Tampoco aquí hay esperanza.

El ministro de Defensa, Yoav Gallant, anunció este domingo que el Ejército daba por desmantelados batallones de Hamás en Khan Younis, donde se han registrado violentos enfrentamientos, lo que significa en sus planes que únicamente queda en pie el bastión de Rafah, en la frontera con Egipto. De hecho, el ministerio calcula que la milicia islamista solo tiene operativos cuatro batallones en este enclave y otros dos en el centro de Gaza que actualmente son perseguidos por las tropas.

Fuerza "marginal"

"Hamás se queda con (fuerzas) marginales en los campos centrales y con la Brigada Rafah, y lo que se interpone entre ellos y un colapso total como sistema militar es una decisión de las Fuerzas de Defensa", señaló Gallant. Por si fuera insuficiente, los servicios de Inteligencia creen que todos los jefes terroristas que han sobrevivido a estos cuatro meses de ocupación han huido a Rafah, entre ellos Yahya Sinwar, máximo líder de Hamás en Gaza que ha decidido aislarse incluso de sus regimientos desde hace casi tres semanas.

Las investigaciones del espionaje israelí apuntan a que la cúpula de la organización en el extranjero ha comenzado a buscar un nuevo comandante en jefe para La Franja que reemplace a Sinwar. "Hamás no confía en sus comandantes, esto es algo muy notable. Su estación de Hamás-Gaza no responde, no hay nadie con quien hablar como líder en el terreno", se jactó Gallant, antes de precisar que "hay una licitación sobre quién administrará Gaza".

O lo que quede de ella. La Organización Mundial de la Salud denunció este domingo que el asaltado hospital de Al-Nasser ha dejado de funcionar por completo después de tres días sin electricidad y de que los soldados detuvieran a 70 miembros del personal por presunto "terrorismo". 

Entre los arrestados figura el equipo médico de la UCI, responsable de los enfermos y pacientes más graves. Siete de ellos han muerto al suspenderse el suministro de oxígeno. Solo quedan 25 médicos y enfermeros para cientos de personas. Algunas imágenes muestran a gente cavando fosas alrededor del complejo.

Todo ello sucede cuando ya son 29.000 los fallecidos y casi 70.000 los heridos en esta guerra. Con Al-Nasser han cerrado los dos mayores hospitales de La Franja, en cuya mitad norte solo quedan otros siete, pero reducidos a una asistencia mínima por falta de suministros.

El Ministerio de Salud gazatí añadió este domingo que se han agotado la harina, el arroz y los productos enlatados en la mayor parte del territorio. Su falta abre la puerta ahora mismo a una hambruna para 400.000 palestinos.

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